Calahorra, guía arqueológica

4 de septiembre de 2012

VILLA ROMANA DE LIÉDENA

Villa de Liédena - Vista general

Localización Villa romana de LiédenaLa villa romana de Liédena ocupa un lugar destacado dentro de la historiografía arqueológica. Fue la primera villa romana completamente excavada y publicada de España y referencia obligada de los estudios posteriores de otras villas y de la vida en el campo en tiempos romanos. Un vecino del pueblo descubrió parte de un mosaico al realizar labores agrícolas. Avisada la Comisión de Monumentos se sacó a la luz la totalidad del mosaico. Blas Taracena y Luis Vázquez de Parga excavaron el yacimiento arqueológico entre los años 1.942 y 1.947.
La villa de Liédena en realidad son dos villas superpuestas. La primera, que parece datar del siglo II d.C debió ser una villa rústica de propietario absentista que viviría en la ciudad y que sólo en contadas ocasiones visitaba sus tierras. De esta villa han quedado restos de muros de diversas habitaciones por debajo de la villa más moderna y apartados del edificio principal, hacia el este, restos de unas termas.
La villa fue destruida en el siglo III durante las invasiones que se dieron en los años 257 y 275 por tribus germánicas. Durante el siglo I, las legiones romanas habían mantenido a raya a los pueblos “bárbaros” en el limes del norte de Europa. En el 257 d.C. los alamanes y francos rompen la frontera y tras atravesar la Galia llegan a Hispania. Aunque los autores antiguos hacen mención de las devastaciones en Levante y en la Bética, sin duda también dejaron su estela de destrucción más hacia el interior. La villa antigua de Liédena es un ejemplo de esto. La destrucción ha quedado reflejada por las huellas de incendio que han aparecido en varias dependencias de la villa antigua.





Estas invasiones afectaron completamente la relación del campo y la ciudad en el siglo IV. La inseguridad hizo que las ciudades tendieran a ser abandonadas siendo ahora pequeñas y fortificadas. Los dominus, señores y nobles de la aristocracia local y romana, se retiran de la ciudad a sus posesiones en el campo y transforman sus villas rústicas, que eran hasta entonces meros centros de producción, en grandes mansiones lujosamente adornadas que van a ser ahora vivienda permanente. Al mismo tiempo se convierten en unidades de producción autosuficientes, donde el señor tiene plena autonomía, llegando a administrar justicia entre sus siervos y esclavos.
De este periodo es la segunda villa de Liédena, más grande que la primera, ocupando una superficie aproximada de una hectárea. Utilizaron parte de las construcciones de la primera villa.
La villa del silo IV se estructura alrededor del peristilo, patio porticado rodeado de galerías que estaban decoradas con suntuosos mosaicos. En vez de impluvium (estanque) para recoger el agua de los tejados, en el centro del peristilo hay un pozo. A las galerías comunicaban diversas dependencias. En la crujía oeste se encuentra el oecus o salón principal de la casa. Uno de los elementos que individualizan y dan importancia a este espacio es su terminación en ábside semicircular. 

Villa de Liédena - ábside del oecus

Está descentrado respecto al eje del peristilo por el aprovechamiento de muros de la villa anterior. Al sur del peristilo se encuentra el triclinium o comedor. Al este se distribuían las habitaciones de los siervos. Al norte un espacio para almacenes. Seguramente era la bodega donde se almacenaba el vino por el abundante número de tinajas de barro que aparecieron en la excavación. De esta crujía norte destaca la dependencia más occidental. Fue reforzada con un muro de 70 cm. de espesor. Seguramente se convirtió en una torre defensiva, y es una muestra de las obras de defensa que se pueden apreciar en muchas villas del Bajo Imperio para hacer frente a la inestabilidad del siglo IV, no sólo por las amenazas del otro lado de los Pirineos, sino por las bandas de bandidos que desde la cordillera realizaban sus expediciones de rapiña.
Más al sur del núcleo central de la casa, había un gran estanque de 27 metros de largo y más habitaciones, estas probablemente de los trabajadores agrícolas. Al oeste de este estanque se encontraban el lagar y el trujal de aceite junto a un patio que es por donde accedían los carros con la uva y las olivas para la extracción de vino y aceite. 

Villa de Liédena - Termas Separado del cuerpo principal de la villa, al oeste de la misma están las termas, con su frigidarium, tepidarium, caldarium y el praefurnium, horno que calentaba el agua y las estancias.
La villa se amplía en la parte este con un gran patio flanqueado al norte y al sur con dos hileras de habitaciones y cerrado al oeste por el edificio dominical y al este por lo que parecen ser almacenes o cuadras. Las habitaciones son varias decenas y tienen parecidas dimensiones, unos 10 metros cuadrados. ¿Cuál era la función de este gran patio y el uso de las habitaciones? Pudieron ser el alojamiento de colonos o esclavos, pero más sugerente es la interpretación que Blas Taracena dio a esta parte de la villa. En el siglo IV muchos grandes propietarios mantenían ejércitos privados. Prueba de ello nos han dejado las fuentes antiguas. Didimio y Veriniano mantuvieron a raya con sus tropas personales a los vándalos en los pasos de Roncesvalles. El señor de la villa de Liédena también pudo tener una milicia personal compuesta de colonos-soldados en esos momentos de inestabilidad política. La disposición ordenada de las habitaciones, de superficie similar y con un gran patio central recuerda una estructura de tipo castrense. Tiene similitudes, por ejemplo, con el cuartel de gladiadores de Pompeya. Las habitaciones serían el lugar de alojamiento de la tropa y el patio sería utilizado para ejercicios y maniobras. 
Otra posibilidad es que estas habitaciones fueran almacenes o incluso lugar de alojamiento de viajeros ya que la villa se encontraba cerca de una calzada romana que iba hacia Pamplona.

Villa de liédena - habitaciones del cuartel

Hoy podemos apreciar los restos de los muros de las dependencias que conformaban la villa romana. Los mosaicos, fueron trasladados al Museo de Navarra, en Pamplona, donde están expuestos. Seguramente la entrada a la villa era por el lugar por el que se accede ahora, el ángulo suroriental, donde se ubica el aparcamiento. Los restos se encuentran a cielo abierto y frente al impresionante tajo de la foz del Lumbier.
La villa de Liédena nos muestra todos los elementos que formaban una residencia señorial del Bajo Imperio: la pars urbana, reservada al señor; la pars rustica, donde se alojaban los siervos y trabajadores y las dependencias para aperos; y la pars fructuaria, destinada a la transformación de los productos del campo. En sus extensas ruinas (78 x 168 metros) podemos recorrer su peristilo, el triclinium donde el señor celebraría sus banquetes, el oecus, la sala más noble de la casa y las dependencias ligadas a la explotación agrícola: almacenes, trujal, lagar, patios, cisternas, etc. Unidad autosuficiente que se mantenía de la explotación de cereales, vid y olivo con un dominus que controlaba todo y que se rodeó no solo de comodidades y lujos (mosaicos, termas) sino de un pequeño ejército privado para que lo protegiera.



© Julio Asunción
 julioasuncion@hotmail.com
 
IR A MAPA DE RUTAS ARQUEOLÓGICAS














No hay comentarios:

Publicar un comentario