El dolmen del Portillo de las Cortes se encuentra cerca de Aguilar de
Anguita, en la provincia de Guadalajara, a poco más de una hora
en coche desde Madrid. Para llegar al dolmen tendremos que coger la
pista de tierra que a la salida del pueblo lleva a la
ermita de la Virgen del robusto. La pista se encuentra en buen estado, apta para cualquier turismo (diciembre 2015). Si no queremos meter el coche por la pista de tierra sólo tendremos que dar un paseo de 20 minutos para llegar al dolmen, ya que el monumento funerario prehistórico está a poco más de kilómetro y medio del pueblo. Mapa de localización en este enlace.
El Marqués de Cerralbo
El dolmen se encuentra a 265 metros al noreste de la ermita de la Virgen del Robusto, en medio
de un campo de cultivo. El
dolmen del Portillo de las Cortes es el más importante de la
provincia de Guadalajara. Este gran monumento funerario prehistórico
fue descubierto por el Marqués de Cerralbo en 1912. Cuando lo excavó encontró enterrados aquí 35 cadáveres. Junto a los cadáveres
aparecieron pequeños útiles líticos, microlitos, que llevan la
datación de esta tumba prehistórica al siglo IV antes de Cristo, hacia el 3000 a.C. Esta datación convierte al dolmen del Portillo de las Cortes en
uno de los más antiguos de España lo que acrecienta su valor patrimonial.
El dolmen del Portillo de las Cortes
El dolmen del Portillo de las Cortes conserva la
cámara funeraria que está precedida por un corredor de 7 metros de
largo. Las cubiertas se han perdido pero se supone que estaban
realizadas con falsa cúpula construida por aproximación de piedras.
Cámara funeraria
Otra característica importante de este dolmen es que
se encontraron grabados en una de las piedras principales de
la cámara funeraria. Se han interpretado como la representación esquemática de un pequeño antropomorfo entre dos ciervos. Cuando visite el dolmen ya no se apreciaban estos grabados, seguramente perdidos debido a la exposición a la intemperie del gran
megalito en el que se encontraban.
Grabados en uno de los megalitos
El dolmen del Portillo de las
Cortes es un monumento prehistórico de gran importancia y
digno de ser conservado y puesto en valor. Desgraciadamente, cuando lo visité (diciembre de 2015) no estaba
ni siquiera señalado desde el pueblo ni desde la carretera cómo poder llegar a visitar esta muestra
patrimonial que dejaron nuestros antepasados. Ójala esto se corrija en
el futuro ya que cada vez somos más los interesados en conocer las huellas
de los que nos precedieron y máxime en este tipo de monumentos
funerarios que están enraizados en la más honda espiritualidad del
hombre y son muestra de su sentido de la trascendencia.
El campamento romano de La Cerca se encuentra próximo a la conocida localidad de Medinaceli pero ya en tierras de Guadalajara. El yacimiento
arqueológico se ubica a la derecha de la carretera que une
Aguilar de Anguita con Anguita. Es conocido
como La Cerca por la impresionante muralla conservada que rodea su
perímetro y que alcanza casi el kilómetro y medio de extensión. Tal es la importancia de los restos de muralla conservados que se
pueden apreciar incluso desde Google Maps. En este enlace tienes la localización del campamento romano de La Cerca y puedes ver lo que te acabo de comentar.
El campamento de La Cerca ocupa una posición estratégica asentado sobre un cerro amesetado que
domina la comunicación del valle del río Tajuña con el valle del
Tajo. Esta poderosa instalación militar romana se encontraba dentro del territorio
del pueblo celtíbero de los lusones sin duda con el fin de controlar la zona y a las poblaciones indígenas.
El campamento romano fue descubierto por el Marqués de Cerralbo en 1912 y fue este pionero de la
arqueología española el que puso al descubierto todo el recinto de la muralla que hoy no
hace más que impresionar a cualquier amante de la arqueología que
se acerque a ver el yacimiento arqueológico.
Hay varias teorías sobre el origen del campamento de La Cerca. Schulten lo data hacia el 195 a.C. cuando Catón se dirigía a la ciudad celtibera de Segontia (actual Siguenza). Otra teoría lo data en la primera guerra celtiberica (181-179). Según Jorge Sánchez-Lafuente el
campamento romano de La Cerca no sólo participaría en los ataques
contra la ciudad celtíbera de Segontia sino también
contra todos los castros celtíberos existentes en la zona. Como conclusión de estas teorías podemos decir que es un campamento romano republicano levantado en los primeros tiempos de la conquista de la Península Ibérica por los romanos.
De lo
que no hay duda es que el campamento debió tener gran importancia
debido a su extensión y a la poderosa construcción de las murallas. El campamento alcanza las 12 hectáreas de superficie y en el se alojarían miles de soldados. La muralla alcanza e incluso supera los 2 metros de grosor. En algunos puntos se pueden apreciar contrafuertes de la muralla o de posibles torres. En algunas zonas la muralla se adapta desnivel el terreno que también es aprovechado de manera defensiva.
Habría que imaginar la desesperación de los celtíberos cuando vieron que en su territorio se instalaban miles de soldados romanos en este gran campamento que serviría de base a las tropas que les arrebatarían su libertad. De hecho, las últimas excavaciones han acreditado que anteriormente, en el mismo lugar donde hoy está el campamento, hubo un poblado celtíbero, probablemente una de las primeras víctimas de los recién llegados. Tiempos duros sin duda.
El campamento romano de La Cerca, a pesar de su importancia patrimonial, no está señalizado (diciembre 2015). Para visitarlo tendremos que dejar el coche en
la pista de tierra que pasa al este del
cerro amesetado donde se encuentra el yacimiento arqueológico.
Desde allí habrá que superar el desnivel del cerro y pronto
llegaremos al perímetro defensivo que te recomiendo recorrer en su
totalidad para que te hagas una idea de la importancia y extensión del campamento romano.
La excursión arqueológica para conocer el campamento
romano de la cerca se puede completar visitando el dolmen más
importante de Guadalajara el dolmen del Portillo de las Cortes que se
encuentra a unos 3 kilómetros el campamento romano. Tienes más información en este enlace.
Ejecutados en la plaza del Castillo (Foto: ver bibliografía)
La Plaza del Castillo es el centro neurálgico de Pamplona. Es
el lugar de reunión, de paseo, de encuentro, donde igual te puedes tomar un
helado que escuchar un concierto o comer placidamente en alguna de sus terrazas.
Pero también es un espacio que guarda historias desconocidas para la mayor parte
de los habitantes de Pamplona y para los miles de turistas que la visitan cada
año. En otro artículo ya tratamos sobre el importante cementerio
musulmán que ocupaba gran parte de la plaza(aquí el enlace al artículo).
En este nuevo artículo seguimos hablando de muertos.
El subsuelo de la Plaza del Castillo escondía una historia
dramática que ha sido en parte desentrañada por los arqueólogos que excavaron en
la plaza cuando se hizo el aparcamiento. Hoy es difícil imaginar en un día
cualquiera, con niños correteando alrededor del kiosko del centro de la plaza o
con las terrazas abarrotadas de gente, que hace dos mil años asesinaron aquí a
cinco hombres cuyos cadáveres aparecieron enterrados en una pequeña fosa
encontrada a una decena de metros de la estatua de Carlos III el Noble.
Los cadáveres aparecieron sin ajuar alguno y uno de ellos, por
la posición de los brazos, había sido enterrado con las manos atadas a la
espalda. A este detalle se sumaba el hecho de la posición desordenada de los
cuerpos. Los cadáveres habían sido tratados sin ningún miramiento. Fueron
tirados a la fosa sin ceremonia funeraria alguna. Habían sido ejecutados.
Ejecutados en la plaza del Castillo (Foto: ver bibliografía)
¿Cómo mataron a estos hombres? ¿Cuál fue su delito? Los
esqueletos no han dejado muestra de cómo fueron ejecutados. Pero eso no
significa que no se puedan sacar algunas conclusiones.
Generalmente en tiempos del Imperio Romano las ejecuciones
solían ser macabras, lo que producía en muchas ocasiones fracturas de huesos que
aquí no se han podido determinar. Por otra parte los enterramientos han sido
datados entre los siglos II y IV d.C. En esos siglos en la Plaza del Castillo
estaban un funcionamiento unas importantes termas. Es decir, el lugar no era un
cementerio. Esto ha llevado a los arqueólogos a hacer una interesante hipótesis.
El hecho de que en los cadáveres no haya marcas de tortura y que fueron
enterrados cerca de estas termas, puede deberse a que los verdugos no quisieran
dar poca publicidad a las ejecuciones. Puede ser que los muertos fueran
personajes queridos por la gente de la ciudad romana de Pompelo, líderes del
pueblo, y que las autoridades decidieran acabar con ellos de manera discreta y
rápida para evitar desórdenes. Los arqueólogos llegan a sugerir otra
posibilidad: que los ejecutados lo fueran debido a las persecuciones a
cristianos que se dieron durante parte del Imperio Romano. En la época en que
están datados los cadáveres fueron abundantes los mártires que perdieron la vida
por seguir la doctrina de Cristo. Que duda cabe de que en este caso es muy
posible que la ejecución no fuera popular y que se hiciera en secreto para
evitar posibles revueltas de los seguidores de los ejecutados.
Ejecutados en la plaza del Castillo (Foto: ver bibliografía)
También el turbio asunto podría deberse a un asesinato donde no
tuvieran que ver las autoridades. Un asesinato quizás para robar a este grupo de
hombres. Podría tratarse también de un ajuste de cuentas. El enterramiento
precipitado junto a las termas podría buscar simplemente el hacer desaparecer
rápidamente los cadáveres.
En la Plaza del Castillo hay plantados árboles que suavizan el
predominio del cemento en la plaza más importantes de Pamplona. Uno de los
árboles es especial. No porque se diferencie de los demás en el porte o en su
belleza. Se levanta en el lugar donde fueron enterrados estas cinco víctimas de
tiempos pasados. Este árbol recuerda la vida que no llegaron a disfrutar
aquellos hombres que con su dramática historia nos recuerdan la crueldad que el
hombre puede cometer contra sus semejantes y que, desgraciadamente, no ha
cambiado en 2.000 años.
Los siglos guardan el misterio de la causa de la muerte de los
cinco hombres de la Plaza del Castillo. Tampoco sabremos nunca si fueron
condenados por las autoridades de Pompelo, si fueron unos malhechores, unos
mártires cristianos o las simples víctimas de un poder despótico. En caso de ser
asesinados, nunca sabremos tampoco si los autores pagaron su crimen. Pero lo
cierto, es que viendo las fotos de la excavación, con la trágica imagen de los
esqueletos con las bocas abiertas en amargo rictus, es difícil no sentir pena y
horror por el destino de estas cinco personas anónimas. Y quizás, conociendo
esta triste historia, un escalofrío recorrerá nuestra espalda la próxima vez que
paseemos tranquilamente por la Plaza del Castillo.
Bibliografía: - José Antonio FARO
CARBALLA - María GARCÍA‐BARBERENA UNZU: “UN CASO DE AJUSTICIAMIENTO EN POMPELO”
- Cuadernos de Arqueología - Universidad de Navarra 18, 2010, págs.
317‐330
El yacimiento arqueológico y paleontológico de Ambrona es uno de
los yacimientos de la Prehistoria más importantes de la Península
Ibérica. Se encuentra en el sureste de la provincia de
Soria, a kilómetro y medio del pequeño pueblo de Ambrona que a su
vez se encuentra cerca de la conocida localidad de Medinaceli.
En el
yacimiento de Ambrona se encontró a finales del siglo XIX un
cementerio de grandes elefantes antiguos (Palaeoloxodon antiquus), un enorme animal que
podía llegar a medir 4 metros y medio de altura y pesar 8 toneladas
de peso. También se encontraron restos de otros animales (ciervo, uro, caballo, rinoceronte, etc), pero el
predominio de los elefantes, con restos de casi medio centenar de ejemplares hace a este yacimiento único. Estos animales murieron hace 400.000 años y su carne
aprovechada por el hombre prehistórico que en ese momento ocupaba
estas tierras, el Homo heidelbergensis, el mismo que habitó el
famoso yacimiento de Atapuerca.
El yacimiento de Ambrona está perfectamente
indicado en la carretera, y consta de tres unidades divulgativas. Por
una parte un pequeño museo donde podemos ver huesos de elefantes
antiguos y de otros animales que aquí fueron encontrados, además de una muestra de las
herramientas líticas que usaron los cazadores
prehistóricos para despedazar a los animals. Cerca del museo también
encontramos una espectacular reproducción a tamaño real de un
elefante antiguo, uno de esos gigantes que habitaron estas tierras en
el Paleolítico inferior.
Museo de Ambrona
Y la parte más interesante del yacimiento,
lo que lo hace realmente único, es la conservación in
situ de los restos de los elefantes tal como se encontraron en el
yacimiento. Fue un gran acierto conservar parte de los de los
hallazgos en el mismo lugar en que se hallaron y así dar un valor patrimonial singular al lugar.
Huesos de elefante antiguo en Ambrona
¿Cómo se formó este cementerio de elefantes? Recuerdo que mi padre me llevó hace años a visitar el Museo Arqueológico
Nacional, en Madrid. Lo que más llamó la atención al
chaval que era yo entonces, fue una maqueta que representaba la caza de esos grandes elefantes en Ambrona. En la maqueta se veía como los hombres
prehistóricos llevaban hasta una zona enlodada a los elefantes, azuzándoles con
largas lanzas y con antorchas encendidas. Una vez dificultada su
movilidad al quedar atrapados en el barro los cazadores daban
fin a sus presas a lanzazos y pedradas. La maqueta ya no está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional. Quizás se deba a que la
teoría más seguida actualmente no es la de la caza de los grandes herbívoros por parte del hombre. Ahora se piensa que el cementerio de elefantes se
formó tras la desecación de la pequeña laguna que existía en el lugar. En las épocas de sequía, la laguna se secaba produciendo la
mortandad entre los elefantes que allí acudían a beber. Luego serían
carroña aprovechada por el Homo heidelbergensis.
Herramientas líticas usadas por el hombre prehistórico en Ambrona
Cazados o como carroña los elefantes abastecieron de carne en abundancia a los hombres prehistóricos de la zona.
Hoy, ante la vista de los grandes colmillos de 400.000 años de
antigüedad y ante la visión de la gran reproducción del elefante
antiguo, en estas soledades de Soria, no es difícil sentirse un poco más cerca de esos titubeantes inicios de la raza humana donde la supervivencia de un ser mucho más débil y
pequeño que estos todopoderosos herbívoros, pudo producirse gracias a la adaptación y a la inteligencia, capacidades que
de alguna manera nos han llevado a ser lo que hoy somos.
Podemos completar la excursión a Ambrona visitando la reproducción del túmulo prehistórico de la Peña de la Abuela, un curioso enterramiento donde se usó el fuego para sellar la tumba. En este enlace tienes un artículo y un vídeo sobre la Peña de la Abuela.
La Peña de la Abuela es el curioso nombre de un enterramiento
prehistórico que se encontró cerca de Ambrona, municipio de la
provincia de Soria. Debido a la importancia del hallazgo a la entrada del pequeño caserío de Ambrona se construyó una reproducción del túmulo de la Peña de la abuela.
En la reproducción
podemos ver las dos fases del enterramiento. Primero los restos
humanos se depositaron en una rústica estructura circular, a modo de cabaña de piedra caliza.
Posteriormente a esta estructura se le dio fuego durante días, transformándose así la piedra en cal, al estilo de las caleras que hasta hace
relativamente pocas décadas se usaban en el medio rural. La gruesa capa de cal formada
por el incendio continuado de la estructura funeraria hizo una costra
protectora sobre los restos humanos, sellando el enterramiento. Sobre
la capa de cal se depositaron posteriormente nuevas piedras y se
completó el enterramiento con un menhir colocado en lo alto del túmulo. Este
curioso procedimiento de protección y sellado de los restos humanos
enterrados, hacen a este túmulo excepcional dentro de la arqueología
de la Península Ibérica.
El enterramiento de la Peña de la abuela
se ha datado entre el Neolítico y la Edad del Bronce, es decir tiene
más de 4.000 años de antigüedad. En la reproducción del túmulo
que se ha levantado en Ambrona podemos apreciar tanto la primera
estructura de enterramiento como el túmulo final coronado por el menhir. De esta segunda y definitiva estructura de enterramiento se
ha hecho un corte donde podemos apreciar la capa de cal que sella el
yacimiento debajo del túmulo de piedras colocado encima.
La reproducción
del túmulo de la Peña de la Abuela no está indicada en la
carretera, al menos cuando visite el lugar en verano de 2015,
por lo que lo mejor es preguntar en el pueblo sobre su ubicación. En
el túmulo había dos paneles explicativos, pero uno de ellos era
ilegible, la intemperie lo había arruinado. En esta foto reproduzco el que era legible. En el mismo podemos ver una foto de
la gruesa capa de cal que encontraron los arqueólogos cuando excavaron el túmulo original.
Alguno se preguntará a
qué se debe el curioso nombre de Peña de la abuela. Es debido a la
forma que tenía el menhir original que coronaba la estructura, que
recordaba a una mujer anciana.