Calahorra, guía arqueológica

17 de mayo de 2019

BURDINDOGI Ruta megalítica



Si quieres conocer los hayedos de Navarra no es necesario que vayas a Urbasa o a la selva de Irati, donde seguro que encontrarás más gente que en esta alternativa que te propongo. En esta ruta recorrerás un gran hayedo del Valle de Esteríbar. Andarás varios kilómetros entre miles de hayas, al tiempo que subes al Burdindogi, una de las cimas de primera categoría en Navarra. Conocerás también la ermita del Santo Cristo de Burdindogi y, además, dando contenido arqueológico a la ruta, dos monumentos megalíticos, un dolmen y un menhir.



Es una ruta muy recomendada en días de calor, ya que la mayor parte del tiempo iremos bajo la sombra de las hayas, que forman con sus copas una bonita cúpula verde sobre nuestras cabezas.
La ruta es fácil al principio. Luego se complica al internarnos en lo más profundo del bosque ya que los caminos no están bien marcados, por lo que recomiendo expresamente guiarse por el track para GPS o aplicación de móvil que adjunto a la ruta y que puedes bajártelo desde aquí:


Distancia: 11,9 Km.
Desnivel máximo: 525 m.
Desnivel acumulado: 653 m.

Km 0,00.- Dejamos el coche en el pequeño pueblo de Iragi, cerca de la iglesia y del fróntón 30T x=618472 y=4758378. Al norte del pueblo, siguiendo la calle principal, nace una pista de tierra que desciende hacia la regata Zagarraundika.

Km 3,360.- Seguimos esta pista. Tras atravesar la regata por un sencillo puente, dejamos a la derecha uno prado. Poco más adelante entramos en el hayedo. Cuando llevamos algo más de tres kilómetros desde el incio de la ruta, cuando la pista da un giro a la izquierda, hay que tomar una pista menos marcada que sigue recto 30T x=617584 y=4760817.

Pista de subida al Burdindogi entre las hayas

A continuación hay que poner atención. Unos metros más adelante hay un camino, no muy visible, a la izquierda. Hay que tomarlo para empezar la ascensión final a Burdindogi 30T x=617614 y=4760863.

En el tramo final de subida se pierde el camino. Por eso es importante guiarse por el GPS.

Km 4,950.- Llegamos a la ermita del Santo Cristo 30T x=617858 y=4761675. Es una ermita sencilla. Se puede ver su interior desde la puerta enrejada de la entrada. Junto al edificio de la ermita hay un pequeño refugio, bastante sucio y descuidado.

Ermita del Santo Cristo de Burdindogi


Tras visitar la ermita tendremos que guiarnos por el GPS, ya que no hay caminos claros.

Km 5,150.- Subiendo a la derecha, hacia el noreste, llegamos a la cima de Burdindogi (1,247 m), que se encuentra a tan sólo 190 metros de la ermita 30T x=617995 y=4761802. No tiene panorámicas, pues las hayas tapan las vistas.

Cima de Burdindogi

Seguidamente vamos a recorrer el cordal en dirección sureste para visitar otras dos cimas de menos importancia pero con mejores vistas.
Cordal de Leateko Gaina y Gotitean


Km 6,377.- Llegamos a Leateko Gaina, cima de tercera categoría y 1.204 m de altura. Está marcada con un hito de piedras 30T x=618662 y=4761036.
Muy cerca de la cima, a 30 metros al sureste, encontramos el mejor mirador de la ruta 30T x=618678 y=4761007. Se encuentra en un escarpe donde las hayas han dejado libre la panorámica hacia el este y el sur. Desde aquí tenemos una de las mejores vistas del embalse de Eugi. Este embalse es una de las fuentes de agua de boca de Pamplona. Desde este mirador, al borde del escarpe, aparece el embalse entre un mar de hayas, al fondo del valle. Eugi, el pueblo, junto a la lámina de agua. El horizonte lo cierra, hacia el oeste, muchas de las montañas de Navarra: Adi, Ori, Ortzanzurieta y, al fondo, los picos más altos, como la Mesa de los Tres Reyes, el Anie, ya en Francia, etc. Hacia el sur destacan la Higa de Monreal y la Peña de Izaga.

Mirador de Leateko Gaina. Al fondo del valle, el embalse de Eugi


Desde Leateko nos dirigimos hacia el suroeste, siguiendo el cordal. Tras bajar el collado que separa Leateko Gaina de nuestro siguiente objetivo llegamos a...
Km 7,360.- … la cima Goitean o Goitiko Gaina. También aquí las hayas dejan extender la mirada, si bien no tanto como desde el anterior mirador. La cima está señalada con un buzón montañero 30T x=618373 y=4760517.

Buzón de Goitean


Seguimos sin camino entre las hayas. A 160 metros de la cima de Goitean y a 255º (WSW) encontramos el dolmen de Goitean 30T x=618223 y=4760472. Está junto a una surgencia rocosa que se abre paso entre las hayas y que permite también tener vistas lejanas. Es un dolmen pequeño pero bastante bien conservado. Así, podemos ver su cámara funeraria y las piedras que forman el túmulo y que rodean esta.

Dolmen Goitean


Km 7,650.- Muy cerca está el último objetivo de la ruta. A 80 metros del dolmen y en dirección SSE (161º) está el menhir Goitean 30T x=617957 y=4760405. Está tumbado. Mide 3,60 metros de largo, 1,50 de anchura máxima y 20 cm de grosor. Fue descubierto por Íñigo Txintxurreta en 2009.

Menhir Goitean


La curiosa acumulación de rocas que hay junto al dolmen, que crea un lugar totalmente diferenciado dentro del bosque, y la cercanía del menhir, hace pensar que este enclave fue muy especial para los que habitaron estos montes hace más de 3.000 años. Seguramente fue un lugar sagrado para ellos.

Km 8,740.- Tras visitar este “templo” de piedra, cuyas columnas son las hayas que nos rodean, comenzamos el regreso. Para ello empezaremos a descender acusadamente, sin camino marcado, hacia el oeste. Después de recorrer 300 metros llegaremos a un sendero que habremos de continuar hacia la izquierda 30T x=617957 y=4760405. Sin dejar este camino vamos a llegar de nuevo a la pista con la que nos aproximamos al monte y que lleva al pueblo 30T x=617440 y=4760472. Seguimos bajando de cota de altura rápidamente.

Km 11,890.- Siguiendo la pista hacia la izquierda, en descenso mucho más suave ahora, volvemos a Iragi. Las hayas nos seguirán acompañando todavía un buen rato. ¿Cuantos monumentos megalíticos sin descubrir esconde todavía el bosque? ¿Cómo percibían los pobladores prehistóricos este mar verde que trepa hasta las cumbres? Son preguntas sin respuesta, pero que puede que nos las hagamos tras esta inmersión en el hayedo navarro, siempre misterioso.

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