Olite es cabeza de la merindad de su nombre. Se encuentra en la zona media, en un lugar estratégico de transición entre la Ribera y la Montaña navarra. Está a 5 kilómetros de Tafalla y a 42 de Pamplona, en la carretera Nacional 121 Pamplona-Tudela.
Es una de las localidades más monumentales de la Comunidad Foral. Su castillo-palacio, mandado levantar por el rey Carlos III el noble a comienzos del siglo XV, es una de las grandes joyas medievales de Europa. Es fácil trasladarse a la Edad Media paseando por sus calles al tiempo que admiramos enclaves singulares como la fachada de la iglesia gótica de Santa María la Real o la esbelta torre de la iglesia de San Pedro apostol.
Pero con un poco más de imaginación podemos retroceder aún más en el tiempo hasta los orígenes de la ciudad. La primera mención escrita de Olite la tenemos en la Historia Regibus Gothorum de San Isidoro. En ella, San Isidoro narra que la ciudad fue fundada por el rey godo Suintila dentro de un contexto de lucha contra los vascones. Esta fuente hizo creer durante mucho tiempo que la antigüedad de Olite se remontaba al año 621 d.C. Pero la existencia de la ciudad se remonta varios siglos atrás. Los hallazgos epigráficos, y, sobretodo, los restos del recinto fortificado romano, nos hablan de una ciudad tardorrepublicana o altoimperial, es decir, al menos con una antigüedad del siglo I d.C.
Ante el esplendor del castillo-palacio de los reyes de Navarra, pasa a menudo desapercibido para el visitante el recinto fortificado con las torres romanas que aún se conservan y que se completa con otras torres medievales fruto de la posterior ampliación del recinto urbano. La fortificación romana es el mejor recinto amurallado romano que se conserva en Navarra.
Fue en el año 1.946 cuando los investigadores de la romanización en Navarra Blas Taracena y Luis Vázquez de Parga se dieron cuenta de la manufactura romana de varias de las torres.
Seguramente Olite fue un establecimiento militar romano que se encargaba de vigilar la calzada que unía Caesaraugusta (Zaragoza) con Pompaelo (Pamplona). Era un oppidum, es decir, fortaleza amurallada construida en un alto, ya que la parte más antigua de Olite, la protegida por el recinto fortificado primitivo, se encuentra en un pequeño cerro. La muralla, que formaba un recinto de planta trapezoidal de 600 metros de perímetro, estaba reforzada con 20 torres que originariamente alcanzaban los 14 metros de altura. Todas las torres son cuadradas y estaban separadas por tramos de muralla de 30 metros. Hoy quedan 12 torres y algún fragmento de lienzo de muralla.
En el sector occidental del recinto amurallado, en la actual Rua romana, se aprecian las mejor conservadas. Dos torres mantienen su estructura original desde su base hasta la altura de 3 metros. Es fácil distinguir la obra romana de la medieval. En el aparejo romano, los sillares son de considerable tamaño. En algún caso llegan a sobrepasar el metro de longitud. Además buena parte de ellos son almohadillados. Precisamente este detalle llevó a datar la muralla con anterioridad al siglo II d.C. ya que este tipo de labra es habitual en las murallas imperiales y republicanas, no en las bajoimperiales. C. Jusué las data en el siglo I d.C por su forma de construcción, su aparejo y por la aparición de una moneda del emperador Trajano. M. Ramos relaciona la muralla con las Guerras Sertorianas, lo que retrotraería la construcción a época tardorepublicana (s I a.C).
Otras torres romanas están integradas en casas modernas. En la entrada al Palacio Real se puede apreciar que la base del campanario de la iglesia de Santa María era una de las torres romanas.
Otro vestigio romano es el Palacio Viejo o de los Teobaldos, hoy convertido en Parador Nacional. Es una construcción rectangular con torres en las esquinas que es heredera del praetorium o vivienda del general o jefe del campamento militar. Posteriormente este edificio fue convertido en castillo-palacio por Sancho VII el Fuerte a comienzos del siglo XIII.
Dentro de la estructura urbanística de Olite han quedado muestras del trazado romano. El Cardo Máximo seguía la actual rúa de San Francisco, que atraviesa longitudinalmente el antiguo recinto romano. Las dos entradas principales de la ciudad romana son por las que hoy se entra al casco antiguo de Olite. La actual torre del reloj o del Chapitel, una de las puertas de la ciudad, conserva en su parte baja paramentos de origen romano. El Decumano Máximo partía de la Placeta y atravesaba la segunda belena de San Francisco. Estas dos arterias establecían los ejes máximos del establecimiento romano, 155 metros de longitud del Cardo Máximo y 150 metros en el Decumano Máximo. En total el campamento militar tenía una superficie aproximada de 2 hectáreas.
En la Edad Media la ciudad creció y con ella su muralla. El amurallamiento medieval se distingue del romano por el uso de piedras de menor tamaño trabadas con argamasa. El recinto amurallado con la prolongación medieval duplicó la logitud de su perímetro, de 600 a 1.240 metros. En lo que eran fosos de defensa que rodeaban parte del recinto romano se construyeron las galerias subterráneas medievales que hoy se pueden visitar
Las fuentes escritas no han dejado huella de la antigua ciudad romana de Olite. No debió tener la importancia de Calahorra, Zaragoza o Pamplona. Pero ha quedado su impronta en el trazado urbano de la ciudad y en los restos de fortificaciones. Futuros hallazgos arqueológicos podrían dar más datos de esta ciudad romana de nombre desconocido, ya que el actual nombre de Olite proviene de Oligicus, la refundación de la ciudad por el rey godo Suintila.
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ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu trabajo. No tendrás un plano donde se vea el recinto de las murallas romanas y medievales, verdad?
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