14 de septiembre de 2012

CORONA – MENHIRES Y DÓLMENES

Hayedo de Corona

 
Mapa y soporte GPS - Corona - Menhires y dólmenesEn esta ruta ascendemos por la vertiente norte del monte Corona, cercano a Espinal y a Burguete. En la caminata recorreremos un hayedo que no tiene que envidiar a los hayedos de la selva de Irati y también veremos varios megalitos, entre los que destacan dos menhires y varios dólmenes cercanos a la cima.

(Km. 0,00) El punto de inicio está en la carretera NA-140 que lleva a Garralda. Tomamos el cruce que sale entre los pueblos de Espinal y Burguete. Tras pasar el pequeño polígono industrial que está al comienzo de la carretera, dejamos el coche a la entrada de una pista que hay a la derecha, pocos metros más adelante de la empresa Oihana la última empresa del polígono.

(Km. 0,435) Avanzamos por la pista dejando atrás la borda que está en su inicio. Mas adelante bifurcación. Seguimos por la derecha, por una pista menos cuidada y que empieza a ascender.

(Km. 1,550) La pista acaba en una pequeña explanada. Seguimos por una pista que nace de esta explanada a la izquierda y que sigue ascendiendo.

Empezamos a ascender por un hermoso hayedo con espigados ejemplares que se abren camino hacia el sol. La luz del sol llega tamizada a nosotros ya que las copas se unen en la altura sustituyendo el cielo azul por un cielo verde.

(Km. 3,095) El camino desciende un poco. Bifurcación. Seguimos por la derecha.

(Km. 3,190) Poco más adelante llegamos a una zona más abierta. A la izquierda vemos dos dolinas, socavones naturales del terreno kárstico. En este punto hay que desviarse del camino, campo a través. Ascendemos unos metros la cuesta de la izquierda hasta dar con una alambrada que delimita términos municipales. Buscamos un paso para cruzar la alambrada. Conviene dejar aquí una referencia (por ejemplo un hito de piedras) para no pasar de largo a la vuelta el punto en que cruzamos la alambrada.

(Km. 3,790) Ahora vamos a ir subiendo siguiendo la alambrada como perfecta guía para no perdernos en el hayedo. A los 600 metros de haber cruzado la valle encontramos a la derecha del sendero, cerca de la alambrada un menhir. En el catálogo de megalitos no me consta como catalogado. Si alguien tiene constancia de que estuviera publicado con anterioridad le agradecería que me lo hiciera saber (ruta realizada el 14-09-2012). Tiene un metro de altura aproximadamente. En su parte superior se ha grabado una cruz, posible cristianización posterior del monumento megalítico. Es difícil precisar su antigüedad, ya que cabe la posibilidad de que no sea prehistórico y que sea un marcador de lindes más moderno, pero ahí dejo la posibilidad.

Menhir de Irumugeta - parte delantera Menhir de Irumugeta - parte trasera

(Km. 4,250) Tras una ligera bajada llegamos a un cruce de vallados. Pasamos por un paso (que volvemos a dejar cerrado) y continuamos en la misma dirección, ascendiendo.

(Km. 5,075) Salimos del hayedo a una pequeña pradera. Es el Alto de Xurize o Apezainberro. Desde aquí tenemos vistas hacia el sur. Atravesamos el prado y tomamos una pista que baja hacia el sureste, paralela a la alambrada.

(Km. 5,425) Bajamos a un collado. Aquí nos desviamos a la izquierda hacia la alambrada. La cruzamos por un paso y continuamos por el otro lado siguiendo la alambrada. Volvemos a subir.

Menhir de Zorroztarrialdea - Monte Corona (Km. 6,00) La alambrada gira hacia la izquierda. En este punto también distinguimos de nuevo una pista que luego vamos a seguir. Pero ahora vamos a acercarnos a un menhir. Para quien valla sin GPS puede ser un poco difícil de localizar. Se encuentra a 140 metros hacia en noreste. Bajamos un poco desde la alambrada en esta dirección. A la derecha veremos un claro entre los árboles. A la izquierda de este claro, un poco más abajo, hay otro claro más pequeño. Aquí está el menhir de Zorroztarrialdea. Está partido y tumbado. Aún así podemos ver que mide más de dos metros de altura y se aprecia como la roca está pulida y trabajada en las esquinas.

(Km. 6,370) Volvemos a la alambrada y a la pista. Seguimos la pista que gira hacia el sur. Atravesamos un vallado por un paso de escalera.

Doscientos metro más adelante la pista gira a la izquierda. Salimos del bosque a una gran explanada. Vemos al fondo el vértice geodésico que marca la cima de Corona.

(Km. 7,070) Cima del Corona. Podemos subir al vértice geodésico por una escala lateral. Desde aquí tenemos vistas pero el arbolado las limita.

Cima de Corona

Dolmen del monte Corona (Km. 7,110) Unos metros al Este vemos un montón de piedras junto a un árbol. Son los restos de un dolmen.

Desde este primer dolmen andamos 40 metros hacia el suroeste (214 grados). Entre los árboles encontramos otro dolmen algo mejor conservado, donde vemos el túmulo de piedras que rodea lo que fue la cámara.

(Km. 7,200) A 50 metros de este primer menhir, también en dirección suroeste (237 grados) encontramos otro dolmen, mejor conservado, también con el túmulo de piedras rodeando el agujero central que fue la cámara mortuoria. También se encuentra entre los árboles.

Desde este segundo dolmen nos dirigimos hacia el Este. Andando 50 metros salimos del arbolado y disfrutamos de la mejor panorámica de la excursión, con una espectacular vista del Pirineo. Hacia el sur destacan la Higa de Monreal y la Peña de Izaga. Si el día es claro se alcanza a ver el Moncayo, que está a más de 100 kilómetros de distancia, ya en Aragón.

Panorámica desde el monte Corona

(Km. 14,70) Volvemos al vértice geodésico y desde aquí desandamos camino hasta el coche. Nos queda por delante volver a disfrutar de miles de hayas. Un bosque que no tiene nada que envidiar a los de la Selva de Irati y que regala además la tranquilidad y sosiego de un camino poco transitado.

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com

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LOCALIZACIÓN RUTA CORONA – MENHIRES Y DÓLMENES

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SOPORTE GPS (track y waypoints en Wikiloc)

MAPA CORONA - MENHIRES Y DÓLMENES

 


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Ruta Corona – Menhires y dólmenes

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5 de septiembre de 2012

ANDELOS – CIUDAD ROMANA - Mendigorría

Andelos - Casa del Impluvium

Localización Andelos - Ciudad Romana La ciudad romana de Andelos es uno de los yacimientos arqueológicos romanos más importantes del norte de la Península. Además de ser un ejemplo de urbanística romana, ha llegado hasta nosotros el sistema de abastecimiento de agua de la ciudad, que es uno de los mejores que se conservan del mundo romano.
      
El origen de la ciudad está en un poblado vascón que fue prontamente romanizado, igual que ocurrió con otras ciudades romanas del entorno, como Cara o Pompaelo. La primera mención de Andelos es de Plinio, en el siglo I d.C. Ptolomeo dice que era una de las ciudades de los vascones. El Padre Moret identificó el lugar a través de las piedras con inscripciones reutilizadas en la construcción de la ermita cercana.
Andelos estaba en un cruce de caminos. Por aquí pasaba la calzada que siguiendo el Arga enlazaba las tierras del Ebro con Pamplona. Cerca transcurre también la calzada que llevaba de Pompaelo a Vareia cerca de Logroño.
      
En su periodo de máximo esplendor, siglos I y II d.C., Andelos ocupó una extensión de 18 Has. Hasta ahora se ha excavado una quinta parte de la ciudad, pero los edificios y calles que se han sacado a la luz dan una buena idea de cómo era una ciudad romana hace 2.000 años. A ello ayuda la excelente musealización del yacimiento, con paneles explicativos que facilitan la visualización de cómo debieron ser los diferentes edificios de la ciudad.
   
La visita empieza en el Museo de Andelos, abierto desde el año 2.003. El mismo edificio del museo tiene interés, ya que fue Premio Nacional de Arquitectura en Ladrillo en el año 2.001. Aquí podemos contemplar piezas arqueológicas y maquetas que ayudan a la interpretación del yacimiento y a comprender como era la vida de los habitantes de Andelos.
  
Museo de Andelos

Desde el museo entramos a la ciudad romana por una calle porticada. Aquí se conservan los soportes de varios arcos del acueducto que traía el agua a la ciudad.
El primer edificio de interés es la lavandería (fullonica) con piletas impermeabilizadas con opus signinum. Más adelante está el Castellum Aquae, depósito de distribución del agua a la ciudad. Hay algunos arqueólogos que opinan que esta construcción es el basamento de un templo.



Junto al Castellum Aquae, están los restos medievales de Andelos, ya que la ciudad siguió habitada hasta el siglo XIV en que fue abandonada. La causa seguramente fue la peste de 1.348.
      
Andelos - El Castellum Aquae

El siguiente edificio romano importante es la Casa del Peristilo. Era de las más lujosas de la ciudad. Tiene 600 metros cuadrados de superficie, y se estructura alrededor de un patio porticado que debió estar adornado con vegetación, fuentes y estatuas.

Se sigue por el decumanus, otra de las calles importantes de la ciudad. Por el decumanus se llega a la Casa de Baco que toma el nombre del Mosaico del Triunfo de Baco que adornaba el suelo del Triclinium o comedor. Este bello mosaico, uno de los mejores encontrados en la Comunidad Foral, está hoy en el Museo de Navarra en Pamplona.
    
Del decumanus, con sentido este-oeste, pasamos al cardus, con sentido norte-sur. Las calles forman el típico trazado hipodámico o en cuadrícula tan estimado por los tratadistas en urbanismo romanos y que es el que hoy utilizamos preferentemente en nuestras ciudades
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Andelos - Termas En el decumanus están las termas. Las termas no solo eran lugares de aseo o ejercicio, también eran centros de vida social. Podemos imaginar cómo los andelonenses dejaban la ropa en el apodyterium o vestuario y luego disfrutaban de baños a diferente temperatura en el laconicum (sauna de agua caliente), el tepidarium (sala de baños templados) y el frigidarium (baños en agua fría).
Al final del cardo está la Casa del Impluvium, llamada así por tener un patio con un estanque de 12 metros cuadrados que recogía el agua de lluvia que caía de los tejados.
Pero lo más singular de la ciudad romana de Andelos es su sistema de abastecimiento de aguas. Es una de las obras públicas romanas más importantes de toda la Península Ibérica. Vamos a seguir el camino del agua para abastecer la ciudad.
      
Presa romana de Andelos

A tres kilómetros de la ciudad de Andelos, hacia el oeste, se encuentra la presa romana, conocida popularmente como el “Puente del Diablo”. Tiene una capacidad para 20.000 metros cúbicos. Los restos hoy conservados corresponden a dos fases de construcción, ya que la primera presa no aguantó la presión del agua y tuvo que ser reforzada con una pantalla de hormigón de 102 metros con contrafuertes.



De la presa el agua iba canalizada hasta el depósito regulador que se encuentra a 400 metros de la ciudad romana. Tiene 7.000 metros cúbicos de capacidad y 85x37 metros en sus ejes máximos. Está reforzado con contrafuertes interiores para aguantar el empuje de la tierra cuando el depósito estaba vacío. Es el más grande de los encontrados en la antigua Hispania.
      
Andelos - Depósito regulador

En el muro más cercano a la ciudad, el depósito tiene una arqueta y una cámara de llaves por la que se controlaba el agua que salía al acueducto que superaba la vaguada existente entre el depósito regulador y Andelos. Del acueducto quedan restos de los soportes de los 52 arcos que tenía. El acueducto tenía 700 metros de longitud y acababa en el Castellum aquae.
     
El Castellum aquae distribuía el agua por la ciudad. Se conserva el podio sobre el que se levantaba el depósito de agua. Parece ser que en uno de sus lados estaba adornado con una fuente o un ninfeo.
    
Es de suponer que las futuras excavaciones sacarán a la luz el foro, plaza porticada que era el centro civil y político de las ciudades romanas donde se situaban los edificios públicos y religiosos de especial relevancia. No sería de extrañar que la ermita de de la virgen de Andión, que toma el nombre de la ciudad romana, estuviera sobre un antiguo templo romano.
     
Andelos es la visión del pasado que hoy nos ofrece, pero también es futuro en todo lo que queda por excavar e investigar.
El pueblo de Mendigorría prepara todos los años el Festival romano de Andelos, donde además de realizar visitas guíadas a la ciudad romana, se recrean aspectos de la vida cotidiana de Andelos, con desfiles, gladiadores, representaciones de teatro, etc…
     
© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com
       
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Localización de Andelos – Ciudad romana

Andelos está en el término municipal de Mendigorría, a poco más de cuatro kilómetros de la localidad. Hay que salir del pueblo por la NA-6040 en dirección a Larraga. A un kilómetro a la derecha está el desvío señalizado que lleva al yacimiento.

Desde el museo, en dirección oeste, sale una pista que pasa junto al depósito regulador. Siguiendo la pista, a 2,1 kilómetros del depósito hay que desviarse a la derecha. Medio kilómetro más adelante está la presa romana.

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Localización Andelos


Abierto los viernes, sábados y domingos, además de los festivos. Se abre además en vacaciones de Semana Santa, de miércoles a lunes de pascua, ambos inclusive y en vacaciones de Navidad la última semana del mes de diciembre hasta el 6 de enero.

Horario: verano (1-5 al 31 de octubre): de 11 a 13:30 y 17:00 a 20:00

Invierno (1-11 al 30-4) de 11 a 13:30 y de 15:00 a 18:00

Domingo y festivos: de 10:00 a 14:00

El depósito regulador y la presa son visitables a cualquier hora al estar fuera del recinto musealizado.

Geolocalización:

Ciudad Romana
x 593465 y 4717138

Depósito
x 593047 y 4717190

Presa
x 590697 y 4718158

Mapa 1:25.000 172-II Oteiza

- Andelos – Ciudad romana

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4 de septiembre de 2012

VILLA DE LAS MUSAS - Arellano

Villa romana de las Musas - Vista general

 
Localización Villa romana de Las MusasA 6,5 kilómetros al sur de Arellano se encuentra la Villa romana de Las Musas. Habitualmente los yacimientos arqueológicos toman el nombre de la localidad o municipio donde están ubicadas. En este caso parece que del nombre de un patricio romano de nombre Aurelianus, retirado en esta lujosa villa, derivó el actual nombre del municipio.

El yacimiento arqueológico es conocido como la villa de las Musas por el hallazgo a finales del siglo XIX, cuando se estaban haciendo labores agrícolas, del espectacular mosaico romano de Las Musas, donde se representan las nueve diosas con sus maestros.

Las primeras excavaciones se practicaron en 1.942. Pero es a partir de 1.985 y bajo la dirección de María Ángeles Mezquíriz cuando se sacó a la luz la que es la villa romana más importante de Navarra.

La villa de las Musas fue puesta en valor con una excelente musealización y se abrió a la visita en 2.008.

Está enclavada en una de las terrazas de la cuenca del río Ega. Para aprovechar las feraces tierras que la rodean se levantó aquí, en el silgo I d. C. una instalación industrial de más de 11.000 metros cuadrados. La principal actividad de la villa era la producción del vino. Se han conservado los restos de las instalaciones que se utilizaban en la transformación de la uva.

Villa de las Musas - Bodega romana

Tras la vendimia los racimos se llevaban a los torcularium (en la villa hay dos) donde se pisaban y prensaban. De aquí pasaba el mosto a los lagares donde permanecía una semana. Luego en grandes tinajas (dolia) se completaba la fermentación. En el cortinale se cocía, salaba y perfumaba el vino y en el fumarium se envejecía artificialmente a través del calor y el humo. Por último, en la cella vinaria o bodega se guardaba el vino en grandes dolias de 700 litros de capacidad. Torcularium, cortinale, fumarium y cella vinaria se han conservado hasta hoy y podemos imaginar el trasiego de los trabajadores de la villa, unos pisando la uva en los torcularium, otros alimentando el fuego en el fumarium, a aquellos almacenando el vino en las grandes dolia de la cella vinaria. Y al señor de la villa probando el resultado final con un catavinos como el encontrado en la bodega.




La cella vinaria o bodega es una de las zonas más interesantes de la villa. En ella se encontraron 50 dolias, de las que 15 han quedado expuestas tras la musealización del yacimiento. La bodega tiene grandes dimensiones, 28,5 x 7,1 m. Se estima que aquí se podían almacenar entre 45.000 y 50.000 litros de vino. Otras joyas de la Villa de las Musas - Larariobodega fueron las dos rejas de ventana de hierro que se encontraron. Sólo se conocen seis ejemplares en Hispania. Pero lo que hace excepcional a la cella vinaria de la villa de Las Musas es el hallazgo de un larario o altar doméstico. Está hecho en piedra y rematado por un templete sustentado por pequeñas columnas. Los romanos acostumbraban a realizar ceremonias religiosas dedicadas a los Lares o dioses protectores familiares. En estos ritos el jefe de la familia actuaba como sacerdote. Lo excepcional del larario de la villa de Las Musas es su ubicación en la bodega, lo que no es habitual en el mundo romano. Quizás el propiciar la ayuda de los dioses para la obtención de una producción abundante y de calidad tuvieron que ver con este hecho.

Pero los dioses familiares no fueron suficientes para evitar que la villa fuera arrasada a finales del siglo III d.C., coincidiendo con las incursiones de pueblos bárbaros de más allá de los Pirineos. Un gran incendio arrasó todas las edificaciones y durante tres décadas el lugar permaneció abandonado.

Y aquí aparece en escena el patricio romano, miembro de la aristocracia local (¿Aurelianus?), quien siguiendo la tendencia a abandonar las ciudades y convertir las posesiones de campo en residencias permanentes, reforma la villa con nuevas dependencias y la adorna con lujosos mosaicos y estucos. Pero no sólo eso. Llevado por su devoción a Cibeles, culto mistérico de origen oriental, da una nueva función religiosa a la villa.

De la villa tardoimperial podemos ver la entrada que lleva por un pasillo al peristilo o patio porticado de planta cuadrada alrededor del cual se articulaban las estancias. Para el suministro de agua se construye un aljibe de 8x7 metros y con 3 metros de profundidad que recoge las aguas de lluvia. Lo más destacado es que este tipo de aljibes se dan en zonas mediterráneas, siendo lo habitual los pozos en esta parte de la Península.

Pero las habitaciones más ricas y lujosas de la casa son las tres que han llegado hasta nosotros decoradas con mosaicos. Un dormitorio, el musaeum o lugar destinado al estudio y el oecus o salón principal.

Villa de las Musas - Mosaico del oecus

El dormitorio está decorado con un mosaico alusivo al nacimiento de Attis.

En el musaeum es donde apareció el famoso mosaico de Las Musas. Aunque el original está en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, podemos apreciar una fiel reproducción en su ubicación original. Tiene forma octogonal que curiosamente se divide en nueve compartimentos donde se representan las musas con sus maestros. Las musas eran hijas de Zeus. Presidían las Artes y las Ciencias. Poetas, filósofos y músicos creían recibir su inspiracion de ellas. En el mosaico aparecen representadas Clío (Historia), Euterpe (Poesía lírica), Calíope (Poesia épica), Erato (Poesía amorosa), Polimnia (Poesía sagrada), Melpómene (Tragedia), Talía (Comedia), Terpsícore (Música y Danza) y Urania (Astronomía).

El oecus era el lugar más importante de la casa, donde se hacían las recepciones y banquetes. Está formado por un espacio rectangular y una gran exedra. El suelo está adornado por una gran mosaico de 94 metros cuadrados y más de un millón de teselas conservado in situ. En él se representan dos escenas relacionadas con el culto a Attis-Cibeles: la Despedida y los Esponsales de Attis. En la primera Attis parte de cacería ante la mirada de Cibeles que permanece sentada en un trono. En la segunda Attis contrae matrimonio con la hija del rey Pesinonte.

Villa de las MUsas - Detalle de uno de los mosaicos Los mosaicos de la villa de Las musas son de influencia oriental y con un programa iconográfico determinado: el mito Cibeles-Attis. Es un culto de origen oriental que contaba con muchos adeptos en el Imperio romano desde el siglo III d.C. Según Ovidio, Cibeles se había enamorado de Attis, joven de gran belleza. La diosa le hizo jurar que no amaría jamás a otra mujer. Pero Attis traicionó a Cibeles con una ninfa. Cibeles mató a la ninfa y Attis, enloquecido, se cortó los genitales.

Fuera del recinto principal de la villa se encuentra un edificio singular relacionado con este culto. Es el taurabolium, donde se ce-lebraban ritos sagrados dedicados a Cibeles. Es un edificio porticado de planta rectangular de 377 metros cuadrados. En el centro del patio se halló un altar con dos aras de 60 cm. de alto en las que están talladas sendas cabezas de toro. Las aras originales se conservan hoy dentro del recinto de la villa para asegurar su mejor conservación. En este espacio sagrado se celebraban ritos iniciáticos. El poeta calagu-rritano Prudencio es el que mejor nos ha transmitido estas prácticas. Se sacrificaba un toro a modo de bautismo de sangre purificador por el cual el tauroboliado era admitido entre los adoradores de Cibeles. Luego se realizaban augurios con las vísceras del toro. Por último se celebraba el banquete con la carne del animal sacrificado. El toro ofrecido a la diosa en holocausto, transmitía su poder y fuerza a los fieles.

Villa de las Musas - Taurobolium - Arellano Villa de las Musas - ara del taurabolium

Relacionado con el taurobolium hay otro edificio aislado al sur de las estancias de la villa. Es el establo, donde se estabulaban los animales destinados al sacrificio.

La villa de las Musas de Arellano muestra que los cultos paganos subsistieron sobre todo en las zonas rurales en tiempos en que el cristianismo ya se había convertido en la religión del Imperio.

La villa se abandonó a comienzos del siglo V d.C.

Hoy podemos visitar cómodamente la villa romana que es un ejemplo de musealización de un yacimiento arqueológico. Pasarelas elevadas lo recorren sin dañar las estructuras. Paneles informativos detallan cada espacio. Incluso se ha utilizado grava de dos colores para las diferentes etapas constructivas, gris para las de los siglos I a III d.C. y rosa para las de los siglos IV y V d.C.

Fuera del recinto principal todavía podemos recorrer el taurobolium como lo harían los procesionantes que hace muchos siglos adoraban a Cibeles, la Magna Mater o madre de los dioses.

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com

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Localización Villa de las Musas - Arellano

La villa romana de las Musas de Arellano se encuentra en la carretera Allo – Arroniz (NA-6340). Entre los kilómetros 19 y 20 se encuentra el desvío señalizado que lleva al yacimiento.

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Localización villa de las Musas - Arellano


- Villa de las Musas - Arellano

 

Horario: Invierno (1-11 a 30-4)

Viernes y sábado de 11 a 13:30 y de 17 a 18

Domingos y festivos 10-14

Verano (1 de mayo al 31 octubre)

Viernes y sábado de 11-13:30 y 17-20

Domingos y festivos 10-14

Fiestas patronales: cerrado del 10 al 13 agosto.

Geolocalización:

x 576153 y 4711756

mapa 1:25.000 172-III Azcona

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VILLA ROMANA DE LIÉDENA

Villa de Liédena - Vista general

Localización Villa romana de LiédenaLa villa romana de Liédena ocupa un lugar destacado dentro de la historiografía arqueológica. Fue la primera villa romana completamente excavada y publicada de España y referencia obligada de los estudios posteriores de otras villas y de la vida en el campo en tiempos romanos. Un vecino del pueblo descubrió parte de un mosaico al realizar labores agrícolas. Avisada la Comisión de Monumentos se sacó a la luz la totalidad del mosaico. Blas Taracena y Luis Vázquez de Parga excavaron el yacimiento arqueológico entre los años 1.942 y 1.947.
La villa de Liédena en realidad son dos villas superpuestas. La primera, que parece datar del siglo II d.C debió ser una villa rústica de propietario absentista que viviría en la ciudad y que sólo en contadas ocasiones visitaba sus tierras. De esta villa han quedado restos de muros de diversas habitaciones por debajo de la villa más moderna y apartados del edificio principal, hacia el este, restos de unas termas.
La villa fue destruida en el siglo III durante las invasiones que se dieron en los años 257 y 275 por tribus germánicas. Durante el siglo I, las legiones romanas habían mantenido a raya a los pueblos “bárbaros” en el limes del norte de Europa. En el 257 d.C. los alamanes y francos rompen la frontera y tras atravesar la Galia llegan a Hispania. Aunque los autores antiguos hacen mención de las devastaciones en Levante y en la Bética, sin duda también dejaron su estela de destrucción más hacia el interior. La villa antigua de Liédena es un ejemplo de esto. La destrucción ha quedado reflejada por las huellas de incendio que han aparecido en varias dependencias de la villa antigua.





Estas invasiones afectaron completamente la relación del campo y la ciudad en el siglo IV. La inseguridad hizo que las ciudades tendieran a ser abandonadas siendo ahora pequeñas y fortificadas. Los dominus, señores y nobles de la aristocracia local y romana, se retiran de la ciudad a sus posesiones en el campo y transforman sus villas rústicas, que eran hasta entonces meros centros de producción, en grandes mansiones lujosamente adornadas que van a ser ahora vivienda permanente. Al mismo tiempo se convierten en unidades de producción autosuficientes, donde el señor tiene plena autonomía, llegando a administrar justicia entre sus siervos y esclavos.
De este periodo es la segunda villa de Liédena, más grande que la primera, ocupando una superficie aproximada de una hectárea. Utilizaron parte de las construcciones de la primera villa.
La villa del silo IV se estructura alrededor del peristilo, patio porticado rodeado de galerías que estaban decoradas con suntuosos mosaicos. En vez de impluvium (estanque) para recoger el agua de los tejados, en el centro del peristilo hay un pozo. A las galerías comunicaban diversas dependencias. En la crujía oeste se encuentra el oecus o salón principal de la casa. Uno de los elementos que individualizan y dan importancia a este espacio es su terminación en ábside semicircular. 

Villa de Liédena - ábside del oecus

Está descentrado respecto al eje del peristilo por el aprovechamiento de muros de la villa anterior. Al sur del peristilo se encuentra el triclinium o comedor. Al este se distribuían las habitaciones de los siervos. Al norte un espacio para almacenes. Seguramente era la bodega donde se almacenaba el vino por el abundante número de tinajas de barro que aparecieron en la excavación. De esta crujía norte destaca la dependencia más occidental. Fue reforzada con un muro de 70 cm. de espesor. Seguramente se convirtió en una torre defensiva, y es una muestra de las obras de defensa que se pueden apreciar en muchas villas del Bajo Imperio para hacer frente a la inestabilidad del siglo IV, no sólo por las amenazas del otro lado de los Pirineos, sino por las bandas de bandidos que desde la cordillera realizaban sus expediciones de rapiña.
Más al sur del núcleo central de la casa, había un gran estanque de 27 metros de largo y más habitaciones, estas probablemente de los trabajadores agrícolas. Al oeste de este estanque se encontraban el lagar y el trujal de aceite junto a un patio que es por donde accedían los carros con la uva y las olivas para la extracción de vino y aceite. 

Villa de Liédena - Termas Separado del cuerpo principal de la villa, al oeste de la misma están las termas, con su frigidarium, tepidarium, caldarium y el praefurnium, horno que calentaba el agua y las estancias.
La villa se amplía en la parte este con un gran patio flanqueado al norte y al sur con dos hileras de habitaciones y cerrado al oeste por el edificio dominical y al este por lo que parecen ser almacenes o cuadras. Las habitaciones son varias decenas y tienen parecidas dimensiones, unos 10 metros cuadrados. ¿Cuál era la función de este gran patio y el uso de las habitaciones? Pudieron ser el alojamiento de colonos o esclavos, pero más sugerente es la interpretación que Blas Taracena dio a esta parte de la villa. En el siglo IV muchos grandes propietarios mantenían ejércitos privados. Prueba de ello nos han dejado las fuentes antiguas. Didimio y Veriniano mantuvieron a raya con sus tropas personales a los vándalos en los pasos de Roncesvalles. El señor de la villa de Liédena también pudo tener una milicia personal compuesta de colonos-soldados en esos momentos de inestabilidad política. La disposición ordenada de las habitaciones, de superficie similar y con un gran patio central recuerda una estructura de tipo castrense. Tiene similitudes, por ejemplo, con el cuartel de gladiadores de Pompeya. Las habitaciones serían el lugar de alojamiento de la tropa y el patio sería utilizado para ejercicios y maniobras. 
Otra posibilidad es que estas habitaciones fueran almacenes o incluso lugar de alojamiento de viajeros ya que la villa se encontraba cerca de una calzada romana que iba hacia Pamplona.

Villa de liédena - habitaciones del cuartel

Hoy podemos apreciar los restos de los muros de las dependencias que conformaban la villa romana. Los mosaicos, fueron trasladados al Museo de Navarra, en Pamplona, donde están expuestos. Seguramente la entrada a la villa era por el lugar por el que se accede ahora, el ángulo suroriental, donde se ubica el aparcamiento. Los restos se encuentran a cielo abierto y frente al impresionante tajo de la foz del Lumbier.
La villa de Liédena nos muestra todos los elementos que formaban una residencia señorial del Bajo Imperio: la pars urbana, reservada al señor; la pars rustica, donde se alojaban los siervos y trabajadores y las dependencias para aperos; y la pars fructuaria, destinada a la transformación de los productos del campo. En sus extensas ruinas (78 x 168 metros) podemos recorrer su peristilo, el triclinium donde el señor celebraría sus banquetes, el oecus, la sala más noble de la casa y las dependencias ligadas a la explotación agrícola: almacenes, trujal, lagar, patios, cisternas, etc. Unidad autosuficiente que se mantenía de la explotación de cereales, vid y olivo con un dominus que controlaba todo y que se rodeó no solo de comodidades y lujos (mosaicos, termas) sino de un pequeño ejército privado para que lo protegiera.



© Julio Asunción
 julioasuncion@hotmail.com
 
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Localización villa romana de Liédena

La villa de Liédena se encuentra junto a la carretera N-240 que une Pamplona con Sangüesa, a la altura del kilómetro 38. En la autovía está señalada la salida al yacimiento. El acceso es libre.

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Localización villa de Liédena

Villa romana de Liédena

Geolocalización:

x 639269
y 4720424

mapa 1:25.000 174-II Lumbier

3 de septiembre de 2012

VILLA ROMANA DE SAN ESTEBAN - Falces

Villa de San Esteban - Vista general


Localización Villa romana de San Esteban de Falces La villa romana de San Esteban de Falces es un ejemplo del poblamiento rural en Navarra en los primeros siglos de nuestra era. Su excavación comenzó en 1969. Varias campañas en la década de los 70 completaron la investigación del yacimiento.

Se encuentra junto a la carretera que une Falces y Lerín. Desgraciadamente, la construcción de esta carretera destruyó parte del yacimiento.

La villa está estratégicamente situada. Se asienta en una terraza del Arga, a 20 metros sobre el río, dominando un amplísimo panorama que incluye las tierras que eran explotadas por la villa. Los cultivos principales eran cereales y vid. También trabajaron el olivo, frutales y productos de huerta. Se encuentra a 430 metros de altura sobre el nivel del mar.

El cierre de la villa por el lado oeste lo constituye un muro de contención muy bien conservado. Protege a la villa de corrimientos de tierras y de los efectos de las lluvias torrenciales. Perpendicularmente a este muro de contención parten otros muros que forman habitaciones o compartimentos cuya función era almacenar los diferentes productos agrícolas.

Adosado al gran muro de contención se encontró un lagar fabricado de fuerte argamasa romana, de 3,88 por 1,90 de más de un metro de profundidad.

Villa de San Esteban - Falces - Lagar

Junto al lagar aparece una plataforma que era el lugar destinado al pisado de la uva (torcularium) y comunica por un canal con el lagar.

Se encontró también una pequeña bodega, hoy desaparecida, excavada en la roca virgen. Tenía 1,60 metros de profundidad. Las paredes de la bodega presentaban 3 grandes nichos para albergar dolias, grandes recipientes para almacenar el vino. Una apareció prácticamente completa. Las otras dos se pudieron recomponer pues se encontraron todos los pedazos.

La cerámica aparecida en el yacimiento permitió datarlo. La primera ocupación se estima en el siglo I d. C. Se abandonó en el siglo V d.C.

Las habitaciones se abren a un corredor porticado del que quedan los sillares para el apoyo de las columnas.

Entre los materiales encontrados se encontró cerámica romana y celtibérica. Destacan también algunas monedas romanas del s. IV d.C.

Esta villa es un ejemplo de la rápida romanización del valle del Ebro en tierras navarras. Este proceso de romanización comienza en el s. II a.C. Y entre las prioridades de los recién llegados está la de obtener provecho de las feraces tierras del Ebro y de los valles del Ega, Arga y Aragón. El siglo II es una época de auge de las construcciones campesinas. Estas villas, como la de Arellano o Liédena, están perfectamente estructuradas. Tras las invasiones bárbaras de contingentes franco-alemanes que se produjeron entre el 260 y 275, entrados ya en el Bajo Imperio Romano, las explotaciones rurales experimentan un gran apogeo, ya que se produce un progresivo abandono de las ciudades. Esto ocasiona un cambio esencial del mundo campesino. Grandes villas regidas por nobles señores aparecen dominando la producción agrícola. Las invasiones bárbaras del siglo III destruyeron muchas de las villas, y así parece que sucedió con la de Falces. En algunos niveles se aprecian restos de cenizas que delatan destrucción e incendio. Pero estas villas destruidas se reconstruyeron posteriormente con el auge de la vida rural en el Bajo Imperio. En la villa de Falces prácticamente todas las estructuras conservadas corresponden a este último periodo.

La villa romana de Falces se puede adscribir al tipo llamado de “peristilo”. Cuatro alas se disponían en torno a un amplio patio central. El ala oeste es la mejor conservada, la que se encuentra junto al muro de contención. En esta parte se llevaba a cabo la elaboración del vino, con el pisado de la uva y el almacenamiento del vino. En las habitaciones adosadas al muro de contención además se guardaban los otros productos agrícolas producidos.

Del ala sur se conservan varias habitaciones que estaban enlosadas con lajas de piedra. Desgraciadamente, la parte este y sur se ha perdido. La construcción de una antigua ermita, hoy también desaparecida, una cantera de grava y la construcción de la carretera afectaron al yacimiento. Se encontraron teselas, lo que es prueba de la existencia de mosaicos que se han perdido. Esta parte debía de ser la zona de la vivienda el dueño de la villa, donde estaban las estancias más lujosas.

Su situación cumple los preceptos de los agrónomos romanos, con tierra fértil y agua en abundancia. Además para disfrute del dueño y del visitante también la villa ofrecía amplias panorámicas sobre su entorno.

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com

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Localización villa romana de San Esteban - Falces

La villa de San Esteban se encuentra en el municipio de Falces. Está junto a la NA-6210. Saliendo de Falces en dirección a Lerín, a un kilómetro del centro de Falces, sale a la izquierda la carretera que lleva a la basílica del Salvador. Junto a este desvío está la villa romana.

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Localización villa de San Esteban - Falces

 

Villa romana de San Esteban

Geolocalización:

x 598805
y 4694989

mapa 1:25.000 206-III Peralta

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BODEGA ROMANA DE FUNES

Bodega romana de Funes - Vista general


Localización Bodega romana de Funes La bodega romana de Funes se encuentra junto al río Ebro, vía de civilización desde los tiempos más remotos. Cientos de yacimientos arqueológicos nos muestran como la cuenca hidrográfica más extensa de la Península fue densamente poblada desde hace miles de años.

Son tierras excelentes para el cultivo de la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo). La bodega romana de Funes es un ejemplo de cómo en los primeros siglos de nuestra era los romanos supieron aprovechar esta riqueza agrícola con criterios industriales.

El vino era un elemento fundamental en la dieta. Los caldos hispanos tenían fama en Italia, donde eran exportados. Plinio el Viejo llegó a alabar las propiedades de los vinos de Hispania. Del proceso de elaboración del vino han quedado huellas en otras villas excavadas en Navarra, como Arellano, Liédena o Falces.

La bodega de Funes también debió pertenecer a una villa romana, pero el número y capacidad de sus cuatro lagares podría indicar que nos encontramos ante la mayor instalación romana dedicada a la elaboración del vino en Navarra.

El yacimiento fue descubierto por Uranga y Maluquer de Motes y excavado por Jorge de Navascués en 1959. Cuando se descubrió era la bodega romana más importante de España.

Bodega romana de Funes - Lagares En la visita al yacimiento podemos observar cuatro lagares y junto a ellos los trujales, plataformas para el prensado de la uva. Los lagares se construían excavando el terreno y aplicando una capa de mortero mediante encofrado. Se impermeabilizaban con ladrillo picado, piedra picada y argamasa. En algunos de los lagares todavía se pueden apreciar las marcas de tablones del encofrado.

La bodega de Funes no sólo es el yacimiento donde se han encontrado mayor número de lagares, sino que la construcción de los mismos es más cuidada. El más grande mide 5,80 m. de largo, 2,00 m. de ancho y 1,45 m. de profundidad. Al fondo de los lagares se observa el baquetón o bocel, resalte con forma de cuarto de cilindro cuya función era la de facilitar la limpieza de los depósitos.

Es posible que esta villa fuera un establecimiento dedicado exclusivamente a la elaboración de vino, no sólo para consumo propio, sino para su comercio.

Entre los materiales encontrados destacan dos monedas de oro, una de tiempos de Domiciano (siglo I d.C.) y otra de Adriano (siglo II d.C.), que ayudan a datar el yacimiento. Además aparecieron numerosos fragmentos de dolia, los recipientes donde se almacenaba el vino.

Hoy, como entonces, el vino es uno de los productos más apreciados de la Comunidad Foral. A lo largo de su geografía podemos ver decenas de bodegas que elaboran excelentes caldos para nuestras mesas. La bodega romana de Funes es la muestra de una tradición milenaria y mantenida hasta el presente.

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com

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Localización bodega romana de Funes

La bodega romana de Funes se encuentra junto a la N-115, entre Funes y Rincón de Soto, a la altura del kilómetro 35,600. Está en el límite de las comunidades de Navarra y La Rioja y a pocos centenares de metros del Ebro y justo antes del puente que lo cruza. El acceso es libre. El sendero de gran recorrido GR 99 Camino del Ebro, pasa junto al yacimiento.

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Bodega romana de Funes

Geolocalización:

x 596058
y 4678744

mapa 1:25.000 206-I Marcilla

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2 de septiembre de 2012

CARA – CIUDAD ROMANA (Santacara)

Cara - Vista general

Localización Cara - Ciudad romana En el solar de lo que hoy es Santacara existió ya en la Edad del Hierro un poblado u oppidum que ocupaba el promontorio del Monte San Pedro. El poblado prerromano era uno de los más importantes y extensos de los encontrados en Navarra. Se calcula que su extensión llegó a las 7-8 Has. Este poblado recibió tempranamente la influencia de la romanización. Se fue convirtiendo en una de las más importantes ciudades romanas que hubo en lo que hoy es Navarra. El yacimiento arqueológico está declarado Bien de Interés Cultural desde el año 1.993.
La ciudad romana se estableció junto al oppidum de la Edad del Hierro. Los hallazgos romanos se superponen al anterior poblado y ocupan buena parte de la terraza fluvial del río Aragón. La Santacara actual a su vez está levantada en parte sobre la romana. De hecho, el nombre de la localidad es una cristianización del nombre de la ciudad romana: Cara.
La ciudad de la Edad del Hierro toma contacto con los romanos posiblemente desde las campañas de Catón en tierras de los suessetanos en el siglo II a.C. En esta zona del tramo medio del Aragón se dio una intensa romanización más tempranamente que en Pompaelo o Andelos, debido a su
proximidad a la vía de penetración que es el Ebro y la cercanía de importantes ciudades cercanas, como Caesaraugusta (Zaragoza), Iaca (Jaca) y Calagurris (Calahorra). Los hallazgos en Cara muestran una ciudad plenamente romanizada antes del cambio de era.
Plinio, en el siglo I d.C., cita a los carenses como una de las ciudades estipendiarias, es decir, de las que pagaban impuestos a Roma. Se encontraba en una de las vías más importantes que atravesaban este territorio, la que unía Caesaraugusta y Pompaelo.




Las excavaciones sistemáticas en Santacara empezaron en 1.974. Los indicios previos de la existencia de la ciudad romana eran claros. Desde el siglo XVII se habían localizado varios miliarios y otras fuentes epigráficas donde se mencionaba la ciudad de Cara. Además en muchas casas de la localidad se habían reutilizado sillares y elementos de origen romano. Un hallazgo fundamental para impulsar las excavaciones fue el hallazgo por un vecino de la localidad de un capitel corintio de cuidada factura. Eso llevó a pensar en la existencia de un edificio de carácter monumental en el solar donde apareció el capitel. Se realizaron siete campañas de excavación que sacaron a la luz buena parte de la ciudad romana.
Cara - Restos de edificio romano con columnas Las expectativas se cumplieron. Apareció un edificio de época republicana. Este edificio en un momento dado se destruyó y sobre él se construyó un edificio que por los hallazgos encontrados debió ser un templo dedicado al culto imperial. En las excavaciones se localizó un sillar con los restos de unos pies de bronce calzados que debieron pertenecer a un personaje togado. En la misma pieza se conservaban las piezas de plomo para la sujeción de una segunda figura. Es un pedestal sobre el que, en su día, había dos estatuas en bronce de personajes ilustres de Cara representados a tamaño natural. La pieza se encuentra hoy expuesta en el Museo de Navarra.
En este mismo edificio de culto se encontró una cabeza masculina de mármol perteneciente a un hombre de mediana edad que es una de las mejores piezas escultóricas romanas aparecidas en Navarra. También se encontró otro capitel corintio igual al encontrado anteriormente. Los dos capiteles y el busto también están depositados en el Museo de Navarra.
Cerca de este primer edificio cultual se hallaron restos de otro edificio de estructura semejante al primero y próximo al mismo. Por las cenizas y trozos de viga quemados encontrados parece que ambos edificios fueron destruidos por un incendio. Se estima la cronología de estos edificios en el siglo I y comienzos del II d.C.





También se encontraron ruinas de edificios que debieron tener función industrial o artesanal, con grandes hornos. Una pieza muy interesante hallada en las excavaciones es un capitel a medio hacer, que acredita de la existencia en la ciudad de Cara de un taller de cantería.
Entre los restos que hoy podemos visitar destaca la calle principal de la ciudad (cardo). Estaba enlosada y tenía amplias aceras pavimentadas con piedra. Desciende hacia el río y parece que se adapta a la estructura del poblado prerromano. Se conservan grandes piedras sobreelevadas que cruzan la calle en varios puntos y que servían para cruzar la calle en época de lluvias.
 
Cara - Calle enlosada de la ciudad romana - Santacara 
Otros hallazgos interesantes fueron una gran mansión del siglo I d.C parcialmente excavada y unas amplias estancias pavimentadas con opus signinum con decoración geométrica.
Las casas prerromanas se cimentaban sobre un zócalo de piedra y los muros se levantaban con adobes. Las casas romanas tenían una construcción más solida, utilizándose para su alzado el sillarejo unido con barro. Las techumbres estaban cubiertas con tejas. Los pavimentos eran de tierra batida principalmente, si bien en algunos edificios se encontraron suelos de lajas de piedra o de ladrillos en espiga, es decir, de canto y yuxtapuestos en ángulo.
Ciudad romana de Cara - Muralla Como elementos defensivos destaca un amplio paramento de muralla en la parte del yacimiento más cercana al paseo.
La ciudad tuvo su momento de máximo esplendor en los siglos I-II d.C. Es cuando ocupó su máxima extensión que se calcula entre 16-18 Has. Cara era un importante cruce de caminos. Su situación cerca del Ebro y en la vía que unía Caesaraugusta y Pamplona favorecían su integración en las corrientes comerciales. Las cerámicas de importación procedentes de Italia y Galia halladas en la excavación son muestras de este comercio. Por los miliarios encontrados (mojones de piedra que señalizaban los caminos) sabemos que Cara era la milla cero para las comunicaciones del territorio de su influencia.
En el siglo III comenzó la decadencia de la ciudad. En esta época la ciudad había perdido buena parte de sus habitantes y debía afrontar los tiempos revueltos que vinieron a partir de finales del siglo III d.C. Cara siguió habitada hasta mediados del siglo IV d.C.
Gracias a los restos epigráficos han llegado hasta nosotros los nombres de varios carenses. Destaca entre ellos Postumia Nepotiana, que fue sacerdotisa del culto imperial en Tarraco (Tarragona), la capital de la provincia romana entre 150 y 180 d.C. No sería de extrañar que Postumia hubiera sido también sacerdotisa en los templos excavados en Cara y hubiera realizado sus cultos y rituales en este lugar de la Zona Media de Navarra.

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Localización Cara – Ciudad romana (Santacara)

La ciudad de Cara se encuentra en el casco urbano de Santacara. En la localidad hay indicaciones para llegar al aparcamiento que está junto al yacimiento arqueológico. Las ruinas de la ciudad romana se encuentran junto al paseo que lleva a la ermita románica de Santa Eufemia.

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Cara – Ciudad romana

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Geolocalización:

x 619528

y 4692549

mapa 1:25.000 206-IV Caparroso

1 de septiembre de 2012

MENHIRES DE IRUÑARRI Y AZPILLETA

Menhir de Iruñarri


Localización Menhires de Iruñarri y Azpilleta Dentro de la tipología de los monumentos megalíticos, dólmenes, cromlechs y menhires, son estos últimos los que están más rodeados de misterios e incógnitas. Los investigadores no se ponen de acuerdo sobre su función. Se ha llegado a decir que eran marcadores de límites territoriales de las diferentes tribus o clanes. También se les ha atribuido finalidad funeraria. Pero los más creen que tenían una función religiosa y simbólica que hoy se nos escapa.

Desde la más remota antigüedad el culto a diversos aspectos de la naturaleza ha ido unido a la humanidad. De ahí la existencia de árboles sagrados, manantiales a los que se atribuyen poderes curativos y montañas donde se creía que habitaban los dioses. La piedra, con su naturaleza incorruptible, eterna, espejo de lo que se pretende para el alma, quedó impregnada de un simbolismo que le otorgó una importancia especial en la religiosidad de las sociedades prehistóricas.

Los menhires son una de las expresiones más antiguas de las inquietudes espirituales del hombre. A lo perenne de la piedra se une la verticalidad, esa escapada a las alturas, ese punto de unión del cielo y la tierra que comparte tanto un obelisco egipcio, el campanario de una iglesia o los alminares de las mezquitas.

En Navarra están catalogados más de un centenar de menhires. Grandes piedras que los pastores prehistóricos de la montaña levantaron con esfuerzo en lugares elevados y con gran dominio del paisaje. En las laderas del monte Iruñarri, hay dos de los más interesantes. El menhir de Azpilleta, uno de los más grandes que podemos ver en Navarra, y el menhir de Iruñarri, que destaca por ser uno de los más grandes que se conservan en pie.

Aunque los menhires se suelen encontrar en lugares apartados, a los dos se puede llegar con comodidad por la pista asfaltada que nace cerca del pueblo de Eratsun y lleva al repetidor.

A los 3,200 kilómetros del inicio de la pista, se encuentra el menhir de Azpilleta. Se encuentra tumbado junto a la curva de la carretera, a 660 metros de altura. Sorprenden sus más de seis metros de longitud. La enorme mole de piedra fue tallada en punta. En la parte inferior alcanza los dos metros de anchura. Hay que imaginarse lo imponente que sería este “tótem” de piedra de más de seis toneladas de peso erguido sobre el valle de Malekerra.

Menhir de Azpilleta

Siguiendo la estrecha carretera hasta su final se llega al repetidor. Muy cerca, al sureste del repetidor, se encuentra el menhir de Iruñarri. Sus tres metros de longitud han aguantado estoicamente el paso del tiempo. Vientos, lluvias y nieblas no han podido tumbar la gran piedra que se levanta hoy solitaria, desde hace milenios, en un prado que recuerda la utilización pastoril de estos montes. Es el menhir erguido conservado in situ más importante de Navarra. Incluso se piensa que su leve inclinación no es fruto del paso del tiempo, sino que responde a una disposición adecuada para seguir los movimientos de los astros en el cielo.

Vista lateral del menhir de Iruñarri - Al fondo el Mendaur

La mayoría de los menhires catalogados se encuentran tumbados, pasando desapercibidos hasta que los expertos los descubrieron. En cambio, el menhir de Iruñarri, con su estampa recortada sobre el cielo azul y los verdes prados, ha llamado la atención de los habitantes del valle de Malekerra desde mucho tiempo atrás. Esto ha rodeado al menhir de un halo de leyendas que dan todavía más relevancia a esta piedra sagrada. Una de ellas dice que la piedra de Iruñarri fue lanzada por el guerrero franco Roldán. También se decía que fue levantada por los gentiles, gigantes de la mitología vasca a los que se atribuía la construcción de los megalitos. Como en muchos menhires de Europa también se llegó a creer que el contacto con la piedra curaba la infertilidad en las mujeres.

Menhir de Iruñarri - Vista frontal Respecto a la denominación del menhir, Luis Peña, investigador de estas manifestaciones prehistóricas, dio la interpretación más sugerente. Iruñarri vendría de Irudiarri que significa en euskera “piedra de la imagen”. Parece ser que la sombra que el menhir proyecta sobre el suelo a veces recuerda una silueta humana.

La visita al menhir se completa con las grandes panorámicas que se disfrutan desde aquí. Al Este el Mendaur, el Autza y el Saioa. Si el día es bueno se ve asomar la cumbre del Ori entre estas montañas. Hacia el sur la Higa de Monreal y la peña de Izaga, ya en la cuenca de Pamplona. Al norte el alto donde están las antenas repetidoras tapan la vista. No es mala idea caminar un poco para subir a la cima de Iruñarri, el alto que está a la izquierda de las antenas, lo que no lleva más de un cuarto de hora. La cima está marcada con un curioso buzón que representa a un caminante con su perro. Desde allí se llega a ver San Sebastián y el mar, completándose una panorámica de 360º.

Desde el Iruñarri al cercano Irakurri, al oeste, varias estaciones de crómlechs recuerdan que estos son unos montes sagrados, desde donde se divisa la unión siempre bella de tierra y mar cuando el tiempo lo permite. Un sitio muy especial dentro del patrimonio arqueológico de Navarra.

© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com

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