El
Museo de Castejón es, en realidad, dos museos. Por una parte es un
museo arqueológico con piezas procedentes de los dos yacimientos más
importantes de la localidad: la necrópolis celtibérica de El
Castillo y la villa romana del Montecillo. Por otra parte es un museo
del ferrocarril, que recuerda la importancia de Castejón como nudo
ferroviario.
El
Museo de Castejón se encuentra en la plaza principal de la
localidad, en pleno centro de la villa. Se puede visitar de jueves a
domingo de 10:00 a 14:00.
En
este artículo, por el tema del blog, nos centraremos en la sala de
arqueología. Se encuentra en la planta baja.
La
necrópolis celtibérica de El Castillo es una de las más
importantes de la Península Ibérica. Se excavaron casi dos
centenares de tumbas y, todavía, quedan dos terceras parates del yacimiento por excavar. Los
fallecidos fueron incinerados y depositados en urnas, con un ajuar que varía según las tumbas y la importancia del difunto. Pero, lo que
hace especial a esta necrópolis, son las estructuras circulares de
piedras y adobes, algunas con cistas, que rodeaban las urnas funerarias.
La necrópolis se encuentra actualmente en los terrenos de la central de Iberdrola, muy cerca del pueblo y a 450 metros al sureste del cerro de El Castillo, lugar donde estaba el poblado donde vivieron los que fueron enterrados en este cementerio protohistórico. Es una pena que no se expropiara el terreno y se hayan conservado in situ estas estructuras funerarias, lo que hubiera convertido al lugar en uno de los yacimientos arqueológicos visitables más importantes del norte de España. Pero, por lo menos, para hacernos una idea de la variedad e importancia de las construcciones funerarias, se han reproducido varias de ellas en el museo, incluyendo la cista que albergaba la urna funeraria de la tumba más importante, tumba que ha sido calificada de principesca por los expertos, debido a la variedad y riqueza de materiales en ella encontrados.
La necrópolis se encuentra actualmente en los terrenos de la central de Iberdrola, muy cerca del pueblo y a 450 metros al sureste del cerro de El Castillo, lugar donde estaba el poblado donde vivieron los que fueron enterrados en este cementerio protohistórico. Es una pena que no se expropiara el terreno y se hayan conservado in situ estas estructuras funerarias, lo que hubiera convertido al lugar en uno de los yacimientos arqueológicos visitables más importantes del norte de España. Pero, por lo menos, para hacernos una idea de la variedad e importancia de las construcciones funerarias, se han reproducido varias de ellas en el museo, incluyendo la cista que albergaba la urna funeraria de la tumba más importante, tumba que ha sido calificada de principesca por los expertos, debido a la variedad y riqueza de materiales en ella encontrados.
Reproducción de la cista y el ajuar del espacio funerario 11, la "tumba principesca" |
A
esta tumba, conocida como espacio funerario 11, se ha dedicado una de
las vitrinas. Allí podremos ver varios de los elementos que se
utilizaron en el banquete en honor al difunto, realizado previamente a
su inhumación. Así, se expone una parrilla en un excelente estado
de conservación, un elemento muy raro de encontrar en los
yacimientos arqueológicos.
Otro hallazgo muy singular es el colador de bronce. Se cree que el colador se usaba para rallar queso sobre el vino y así potenciar su sabor. Del banquete funerario también son un gancho para carne y dos morillos de hierro. De esta tumba también hay que destacar la aparición de dos espadas muy diferentes, una espada La Tene, típica celta y una falcata, el arma preferida de los íberos.
Parrilla de la "tumba principesca" |
Otro hallazgo muy singular es el colador de bronce. Se cree que el colador se usaba para rallar queso sobre el vino y así potenciar su sabor. Del banquete funerario también son un gancho para carne y dos morillos de hierro. De esta tumba también hay que destacar la aparición de dos espadas muy diferentes, una espada La Tene, típica celta y una falcata, el arma preferida de los íberos.
Vitrina con la urna funeraria y el ajuar del espacio funerario 11 |
En
otra vitrina se expone el ajuar de otra de las tumbas
principales, la tumba nº 13. Allí veremos otra parrilla y elementos del banquete funerario. Destacaremos, entre ellos, un cazo y un
caldero por su singularidad.
Cazo de hierro y bronce de la tumba nº 13 |
Seguimos
en este viaje en el tiempo al mundo funerario de los celtíberos.
Llama mucho la atención la reproducción de una pira funeraria con
el difunto sobre la leña. Sobre el cadáver vemos varios elementos
del ajuar como armas, objetos de adorno y cerámicas. La reproducción está muy
bien hecha. Parece que va a aparecer de un momento a otro el
sacerdote u oficiante con la antorcha para proceder a la ceremonia de
incineración del difunto.Tras la cremación, se introducían las cenizas y restos de huesos del difunto en la urna funeraria. Seguidamente la urna y el ajuar se depositaban en las estructuras de la necrópolis. Cuanto más jerarquía tenía el muerto, más lujoso y completo era el ajuar y más trabajado y grande era la estructura funeraria de adobes y piedras.
Representación de una pira funeraria de la necrópolis de El Castillo |
Otras
piezas a destacar de la necrópolis, por su originalidad y
singularidad en el patrimonio arqueológico de Navarra son:
-
los escarabeos, amuletos con forma de escarabajo egípcios. Es una
muestra más de las relaciones comerciales que los poblados
protohistóricos del Valle del Ebro mantenían con otros pueblos del
Mediterráneo.
Escarabeos egípcios |
-
Las fíbulas, elementos de adorno que servían par abrochar las capas
u otros elementos de la vestimenta. Llama especialmente la atención
una que conserva restos de oro. Podemos decir que es la fíbula más
valiosa dentro del patrimonio arqueológico de Navarra.
-
Exvoto de carnero. Un pequeño exvoto con forma de carnero con largos
y enrollados cuernos.
- Tres lúnulas (pectorales con forma de luna en creciente). Elemento de adorno muy raro. Este conjunto de tres lúnulas es el más importante del yacimiento y uno de los más importantes del mundo celtibérico. Se cosían a la ropa a la altura del pecho. Se cree que además de adorno eran elementos de protección.
Lúnulas de la tumba 149 |
Acabaremos
el recorrido de la planta baja, la dedicada a la arqueología, con la
zona dedicada a la Edad Media. Lo más destacable es
una armadura y una espada del siglo XV, depósito del Museo de
San Telmo (San Sebastián).
Espacio dedicado a la Edad Media en el Museo de Castejón |
Merece
la pena visitar las plantas del museo dedicada al mundo ferroviario.
En una de ellas veremos una gran maqueta. Desde esas plantas
superiores tendremos una vista cenital de las cuatro tumbas
reproducidas expuestas en la planta baja.
Reproducción de los espacios funerarios de la necrópolis de El Castillo |
Parte
de los artefactos obtenidos en las excavaciones de la necrópolis de
El Castillo están expuestos en el Museo de Navarra, en Pamplona.
Entre ellos la que quizás sea la pieza más singular: un cuenco de
plata con decoración de cabezas y grifos. En este enlace tienes más información sobre el mismo. Este cuenco estuvo expuesto hace unos
años en el Museo de Castejón. Hoy ha sido sustituido por una
fotografía. Quedaría mejor una reproducción. Quizás en un futuro
lo veamos.
Por
último, dar las gracias a Mónica Campos y a su compañera. Las dos
me atendieron con suma amabilidad y me facilitaron la visita
ofreciéndome su ayuda.
Una recomendación final. La visita al Museo de Castejón es
imprescindible para todo aquel que esté interesado en la arqueología
y se acerque a Navarra. El Museo de Castejón, el museo del poblado
de Las Eretas de Berbinzana, las vitrinas dedicadas a la Edad del Hierro del Museo de Navarra y la exposición en el Castillo de Cortes
de hallazgos del importante poblado del Alto de Cortes son claves
para cualquiera que quiera adentrarse en como vivían las poblaciones
prerromanas del I milenio a.C. en el territorio que hoy es Navarra.
Localización del Museo de Castejón, el castro de El Castillo y la necrópolis:
© Julio Asunción
Localización del Museo de Castejón, el castro de El Castillo y la necrópolis:
© Julio Asunción
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