La Plaza del Castillo es el centro neurálgico de Pamplona. Es
el lugar de reunión, de paseo, de encuentro, donde igual te puedes tomar un
helado que escuchar un concierto o comer placidamente en alguna de sus terrazas.
Pero también es un espacio que guarda historias desconocidas para la mayor parte
de los habitantes de Pamplona y para los miles de turistas que la visitan cada
año. En otro artículo ya tratamos sobre el importante cementerio
musulmán que ocupaba gran parte de la plaza (aquí el enlace al artículo).
En este nuevo artículo seguimos hablando de muertos.
El subsuelo de la Plaza del Castillo escondía una historia
dramática que ha sido en parte desentrañada por los arqueólogos que excavaron en
la plaza cuando se hizo el aparcamiento. Hoy es difícil imaginar en un día
cualquiera, con niños correteando alrededor del kiosko del centro de la plaza o
con las terrazas abarrotadas de gente, que hace dos mil años asesinaron aquí a
cinco hombres cuyos cadáveres aparecieron enterrados en una pequeña fosa
encontrada a una decena de metros de la estatua de Carlos III el Noble.
Los cadáveres aparecieron sin ajuar alguno y uno de ellos, por
la posición de los brazos, había sido enterrado con las manos atadas a la
espalda. A este detalle se sumaba el hecho de la posición desordenada de los
cuerpos. Los cadáveres habían sido tratados sin ningún miramiento. Fueron
tirados a la fosa sin ceremonia funeraria alguna. Habían sido ejecutados.
Ejecutados en la plaza del Castillo (Foto: ver bibliografía) |
¿Cómo mataron a estos hombres? ¿Cuál fue su delito? Los
esqueletos no han dejado muestra de cómo fueron ejecutados. Pero eso no
significa que no se puedan sacar algunas conclusiones.
Generalmente en tiempos del Imperio Romano las ejecuciones
solían ser macabras, lo que producía en muchas ocasiones fracturas de huesos que
aquí no se han podido determinar. Por otra parte los enterramientos han sido
datados entre los siglos II y IV d.C. En esos siglos en la Plaza del Castillo
estaban un funcionamiento unas importantes termas. Es decir, el lugar no era un
cementerio. Esto ha llevado a los arqueólogos a hacer una interesante hipótesis.
El hecho de que en los cadáveres no haya marcas de tortura y que fueron
enterrados cerca de estas termas, puede deberse a que los verdugos no quisieran
dar poca publicidad a las ejecuciones. Puede ser que los muertos fueran
personajes queridos por la gente de la ciudad romana de Pompelo, líderes del
pueblo, y que las autoridades decidieran acabar con ellos de manera discreta y
rápida para evitar desórdenes. Los arqueólogos llegan a sugerir otra
posibilidad: que los ejecutados lo fueran debido a las persecuciones a
cristianos que se dieron durante parte del Imperio Romano. En la época en que
están datados los cadáveres fueron abundantes los mártires que perdieron la vida
por seguir la doctrina de Cristo. Que duda cabe de que en este caso es muy
posible que la ejecución no fuera popular y que se hiciera en secreto para
evitar posibles revueltas de los seguidores de los ejecutados.
Ejecutados en la plaza del Castillo (Foto: ver bibliografía) |
También el turbio asunto podría deberse a un asesinato donde no
tuvieran que ver las autoridades. Un asesinato quizás para robar a este grupo de
hombres. Podría tratarse también de un ajuste de cuentas. El enterramiento
precipitado junto a las termas podría buscar simplemente el hacer desaparecer
rápidamente los cadáveres.
En la Plaza del Castillo hay plantados árboles que suavizan el
predominio del cemento en la plaza más importantes de Pamplona. Uno de los
árboles es especial. No porque se diferencie de los demás en el porte o en su
belleza. Se levanta en el lugar donde fueron enterrados estas cinco víctimas de
tiempos pasados. Este árbol recuerda la vida que no llegaron a disfrutar
aquellos hombres que con su dramática historia nos recuerdan la crueldad que el
hombre puede cometer contra sus semejantes y que, desgraciadamente, no ha
cambiado en 2.000 años.
Los siglos guardan el misterio de la causa de la muerte de los
cinco hombres de la Plaza del Castillo. Tampoco sabremos nunca si fueron
condenados por las autoridades de Pompelo, si fueron unos malhechores, unos
mártires cristianos o las simples víctimas de un poder despótico. En caso de ser
asesinados, nunca sabremos tampoco si los autores pagaron su crimen. Pero lo
cierto, es que viendo las fotos de la excavación, con la trágica imagen de los
esqueletos con las bocas abiertas en amargo rictus, es difícil no sentir pena y
horror por el destino de estas cinco personas anónimas. Y quizás, conociendo
esta triste historia, un escalofrío recorrerá nuestra espalda la próxima vez que
paseemos tranquilamente por la Plaza del Castillo.
Bibliografía:
- José Antonio FARO CARBALLA - María GARCÍA‐BARBERENA UNZU: “UN CASO DE AJUSTICIAMIENTO EN POMPELO” - Cuadernos de Arqueología - Universidad de Navarra 18, 2010, págs. 317‐330
- José Antonio FARO CARBALLA - María GARCÍA‐BARBERENA UNZU: “UN CASO DE AJUSTICIAMIENTO EN POMPELO” - Cuadernos de Arqueología - Universidad de Navarra 18, 2010, págs. 317‐330
Es un caso fascinante porque es extraño que les enterraran en pleno centro de la ciudad. Pero me parecería aún más extraño si se tratara de un asesinato: matar a cinco hombres adultos sin "hacer ruido" en pleno centro de Pompaelo y luego tener tiempo de cavar una zanja y enterrarlos me parece una imposibilidad práctica, a no ser que estuviera sancionado por la autoridad, es decir que fuera una ejecución más o menos legal.
ResponderEliminarEn este sentido lo de la persecución de cristianos me parece también irreal: por un lado está exagerada por los propios cristianos, por otro la pena normal era la decapitación y aquí no la hay (tampoco crucifixión, etc.) Es poco probable que hubiera muchos cristianos por estos lares de todas maneras, ya que el cristianismo era sobre todo una religión "griega" originalmente y su verdadera expansión en el Oeste sólo ocurrió a partir de Constantino.
No sería más fácil que fueran esclavos de las termas que sufrieran un accidente laboral (seguramente en relación con el manejo de hornos y agua hirviendo) y por esa razón enterrados de cualquier manera junto a éstas? Las termas funcionaban gracias a un pequeño ejército de esclavos que las mantenía al fin y al cabo.
Muy interesante tu aportación. Lo único a matizar es que cuando se produjeron las ejecuciones la plaza del castillo estaba fuera de las murallas de Pompelo, igual que la termas. La plaza del castillo entonces no estaba en el centro de Pompelo.
ResponderEliminarRespecto a tu teoría de los esclavos lo que no cuadra es el cadáver enterrado con las manos atados a la espalda.
Un cordial saludo.