La Torre de Urkulu se alza en el norte del Valle de Aezkoa, en el término municipal de Orbaizeta, en lo más alto del monte Urkulu, una de las montañas más singulares del Pirineo Occidental. La torre de Urkulu es monumento único dentro de los yacimientos romanos que han llegado hasta nosotros aguantando el paso de los siglos. Domina desde los más de 1.400 metros de altura el Camino de Santiago y en la fecha de su construcción, hace ya 2.000 años, la calzada romana que unía Burdeos con Astorga atravesando el Pirineo por estos collados.
Para llegar a la torre podemos seguir la ruta: TORRE DE URKULU – ESTACIÓN MEGALÍTICA DE AZPEGI. En esta ruta, también de este blog, además de ver el monumento romano visitamos una de las estaciones megalíticas más importantes de Navarra.
El paraje donde está situado la torre es de gran belleza, ya que es un potente lenar o lapiaz cárstico, fenómeno erosivo que provocan las aguas de lluvias y las nieves al perforar el manto rocoso calizo y formar profundas y estrechas grietas.
La torre de Urkulu es una construcción de sección circular formada por un doble paramento de piedra. Mide 3,5 metros de alto por 19,5 de diámetro. En alzado tenía forma troncocónica, ya que sus paramentos exteriores tienen una inclinación de 9º. Por el volumen de los bloques acumulados al pie de la torre se ha podido estimar que la altura primitiva de la torre era de 4,5 metros.
Ha habido numerosas hipótesis sobre la fecha de construcción y la finalidad del monumento. Se llegó a interpretar como monumento funerario de la Edad del Bronce o como torre medieval.
Una bella leyenda tiene como protagonista la Torre de Urkulu. Dice la misma que la torre es la tumba que el poderoso Hércules construyó para enterrar a su amante Pirene. En los gritos desolados del héroe mitológico nombrando a su amada muerta se dice que está el origen del nombre de la cordillera.
Pero el enigma que rodeaba esta construcción en sitio tan elevado (1.420 m) y de climatología adversa empezó a resolverse en 1.976 cuando J.L. Tobie lo identificó con una torre-trofeo, monumento conmemorativo que los romanos erigían al final de una campaña o batalla victoriosa y cuya función era recordar los límites del territorio pacificado y el poderío militar del pueblo romano. Esta hipótesis quedó confirmada con las excavaciones que en 1.989-90 realizó un equipo hispano-francés. Además de las ruinas de un pequeño fuerte francés de la Guerra de la Convención (siglo XVIII) apareció el altar de consagración del monumento romano. Era una estructura en “U” con orientación N-S y cuyo centro se sitúa exactamente en la prolongación del eje E-O de la torre. En el centro del altar se hallaba una mancha de tierra quemada, lugar donde tuvo lugar el rito de agradecimiento a los dioses por la victoria concedida incinerando las vísceras de algún animal sacrificado para la ocasión.
Este modo monumental de conmemorar hechos bélicos relevantes se relata en numerosas descripciones de los historiadores romanos. Los generales de la República hacían levantar estos monumentos en la proximidad de los campos de batalla dejando así huella de su intervención en la Historia y en el engrandecimiento de la madre Roma. Aunque en su día debieron ser más numerosos, a nuestros días han llegado escasos testimonios de esta práctica, siendo los más significativos el de La Turbie en los Alpes Marítimos y Adamklisi en Rumanía. Por ello la torre de Urkulu es un monumento único en el Pirineo y en la Península Ibérica. Ha resistido milagrosamente el paso de los siglos, conservando un alzado considerable, lo que hace aún más notable su interés histórico y arqueológico.
Respecto a su cronología, podría haber sido erigida a instancias de Pompeyo hacia el 75 a. C. marcando la frontera entre el mundo romano civilizado y los galos todavía sin romanizar o corresponder a la época del Emperador Augusto y ser construido para conmemorar la pacificación de la zona y la conquista de Aquitania.
Podemos hoy imaginar a tropas romanas construyendo la gran torre sacando la piedra del propio lugar y dedicando a su construcción un corto espacio de tiempo. De ahí la casi total ausencia de materiales arqueológicos alrededor de la torre. De hecho, el altar o Themenos de consagración del monumento también ofrecía el aspecto de ser hecho toscamente ya que fue levantado para cumplir la ceremonia de consagración y después abandonado.
En tiempos más cercanos, tal como atestiguan los restos de la casa-fuerte encontrada en las excavaciones, ha servido para albergar guarniciones de soldados en la guerra de la Independencia y de las guerras carlistas, donde los militares vigilaban desde esta altura el paso del collado de Arnosteguy hacia el estratégico lugar que era la fábrica de armas de Orbaizeta.
El Urkulu, con sus 1.420 metros de altura, también es un privilegiado mirador desde donde se disfrutan grandes panorámicas del Pirineo Navarro. Junto al milenario monumento, hace 2.000 años, algún general romano, más que la belleza de los montes y bosques que desde aquí se otean, veía tierras pacificadas. A unos metros, el sacerdote esperaba junto al altar su orden para empezar el sacrificio que consagraría el monumento a la mayor gloria del Imperio.
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Y los accesos por el sur ?. Porque hace 15/20 años solamente se podía acceder por Francia.
ResponderEliminar"...mundo romanizado civilizado y los galos...". No eran galos, eran aquitanos, según Julio Cesar diferentes en idioma, leyes y costumbres de los dichos galos. La leyenda, bonita.
ResponderEliminarNo es leyenda Es historia.No hay numerosos indicios , pero los hay..zExisten varios historiadores romanos que coinciden en bastantes hechos.
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