Los dólmenes de La Cañada y de Arteko Saro (o Arteko Saroa) son dos de los monumentos megalíticos más importantes de Navarra. Se encuentran en el Parque Natural de Urbasa.
Los dos dólmenes destacan por su gran túmulo de piedras conservado. En el de La Cañada alcanza los 20 metros de diámetro y casi dos metros de altura máxima. El de Arteko Saro impresiona por la altura de su túmulo que supera los 2,5 metros de altura.
Los dos conservan restos de sus cámaras funerarias. La de La Cañada en peor estado, ya que no se conserva la gran losa que cubría la cámara en su lugar. Esta partida y desplazada. En cambio el dolmen de Arteko Saroa conserva la cámara funeraria en mejor estado, incluyendo el gran megalito que hace de techo de la misma.
Interior de la cámara funeraria del dolmen de Arteko Saroa
Estos monumentos funerarios están encuadrados cronológicamente en la Edad del Bronce, entre el 2000 y el 900 a.C. Fueron construidos por las comunidades pastoriles que habitaron Urbasa en la Prehistoria.
En el dolmen de La Cañada se conservan 11 losas de la cámara. Fue excavado en 1921 por José María Barandiarán, Eguren y Aranzadi. Encontraron restos de entre 7 y 11 individuos. También, entre otros objetos, una punta de flecha foliácea de sílex.
El dolmen de Arteko Saro también fue excavado en 1921 por Barandiarán y Eguren. Aquí se encontraron restos de más de 14 individuos y tres puntas de flecha.
En estos enlaces tienes mucha más información sobre los dolmenes de La Cañada y de Arteko Saro. Son dos de las extraordinarias fichas de monumentos megalíticos que confecciona Luis Millán:
No se han conservado los restos de las humildes cabañas que habitaron. Pero si que nos han dejado estos impresionantes monumentos funerarios. Son la muestra de su espiritualidad, del respeto a sus ancestros y de sus creencias en un mundo más allá de la muerte.
Túmulo del dolmen de Arteko Saroa
Se pueden visitar ambos monumentos megalíticos haciendo una bonita ruta senderista que parte del aparcamiento que está habilitado en las cercanías del Balcón de Pilatos. En la ruta, de muy escaso desnivel y apta para todo tipo de senderistas, disfrutaremos de extensas panorámicas del Parque Natural de Urbasa, visitaremos los dos monumentos megalíticos y también recorreremos el impresionante Balcón de Pilatos, uno de los hitos naturales imprescindibles de Navarra.
En este enlace te dejo el track y el mapa de la ruta en Wikiloc:
A poco más de
medio kilómetro de la población navarra de Mues, muy cerca de la
carretera NA-129, se descubrió en 2018 una presa romana en un
excelente estado de conservación. Fue casualidad. El descubrimiento
se produjo cuando se hacían unas obras para colocar una arqueta de
distribución de agua, que, por cierto, se acabó de instalar en el
lugar cuando lo más lógico hubiera sido que la hubieran desplazado
a un lugar más alejado de la presa romana.
Y es que la presa
romana de Mues tiene un alto valor patrimonial. Es una de las presas
mejor conservadas de España. Esto es así porque muchas de las otra
presas romanas que integran el patrimonio arqueológico fueron
restauradas y modificadas en siglos posteriores para que continuaran
dando servicio. En cambio, la presa de Mues se abandonó en tiempos
romanos, por lo que ha quedado tal y como la construyeron hace 2.000
años.
La presa fue
construida en el siglo I d.C. Mide cincuenta metros de largo, más de
dos de grosor y tiene cinco metros de profundidad.
La presa romana de
Mues represaba las aguas del río Odrón. Parece ser que formaba
parte del sistema hidraúlico que abastecía a la importante ciudad
romana de Calahorra. Es muy probable que la presa romana de Mues
fuera abandonada en el siglo II d.C. cuando la ciudad de Calahorra
empezó su decadencia.
La conservación de
la presa es extraordinaria. Eso se debe, en buena parte, a su sólida
construcción. Impresiona ver como trabajaban los romanos las obras
públicas. El corte y tallado de los grandes sillares es perfecto.
Otro detalle que
incrementa la importancia de este yacimiento arqueológico es la
conservación de la torre que regulaba el caudal de la presa. Es la
mejor conservada que se ha encontrado hasta el momento. Conserva
hasta la estructura de madera que abría y cerraba el flujo del agua.
El yacimiento
todavía está en proceso de estudio y excavación. Esperemos, tal
como en principio se ha planteado, que sea puesto en valor para la
visita, acabando la excavación de la estructuras e instalando
paneles informativos que posibiliten una mejor comprensión de la
presa romana a los visitantes.
Si te quieres
acercar a ella, aquí te dejo el mapa con la ubicación de la presa.
La mejor manera de acceder al yacimiento arqueológico es aparcar en
un aparcadero que se encuentra al otro lado de la carretera. Desde
aquí cruzamos la carretera y cogemos una pista que, en menos de 100
metros, nos lleva hasta la presa romana.
El abrigo de Artusia fue el hogar estacional algunos de los últimos grupos de cazadores-recolectores de Navarra. Es un yacimiento arqueológico de gran importancia para estudiar la evolución de las comunidades humanas que a lo largo del Mesolítico vivieron en el valle del Ebro. Se cree que el abrigo fue ocupado de manera estacional como refugio y campo base de caza entre el 7.500 y el 6.000 a.C.
También nos da datos de gran interés para conocer
los eventos climáticos que se sucedieron en ese periodo y que pueden haber influido
en los cambios culturales de estas comunidades de economía cazadora-recolectora.
Es también un buen ejemplo de puesta en valor de un yacimiento arqueológico. Una corta ruta senderista nos permite acercarnos al yacimiento. En la ruta encontraremos indicaciones y paneles informativos que nos permiten hacer una visita autoguíada. También se han instalado escaleras de madera para facilitar el acceso al yacimiento, ya que se encuentra en el fondo de un barranco.
En el siguiente enlace tienes el mapa y el track de la ruta por si te animas a visitar este importante yacimiento arqueológico. Como la ruta es corta la he completado con la subida a la ermita de San Bernabé, donde tendrás grandes panorámicas y podrás abarcar de un vistazo el territorio donde vivieron hace miles de años aquellos hombres y mujeres que habitaron en el abrigo rocoso:
Una de las indicaciones del sendero que lleva al abrigo de Artusia
El abrigo de Artusia se descubrió en 1996. Tuvieron que pasar bastantes años hasta que se realizaran excavaciones en el mismo. Se hicieron dos campañas de excavación, en los años 2009 y 2010.
Han aportado numerosas e importantes aportaciones culturales y
medioambientales. Esto convierte a Artusia en un referente obligado
para el estudio del Mesolítico. Tal como dicen los arqueólogos que
lo excavaron (ver bibliografía al final del post): El yacimiento
aglutina información privilegiada para comprender las dinámicas
culturales y paleoambientales del valle del Ebro en el Holoceno
Inicial.
El
abrigo de Artusia se encuentra en la comarca de la Valdorba, a 250
metros al noroeste del caserío del pueblo de Unzué. se encuentra en un
desfiladero horadado por el arroyo de Artusia, de donde le viene el
nombre. Está a los pies de las peñas de San Bernabé, pertenecientes a la sierra de Alaiz.
Uno de los paneles informativos de la ruta. Al fondo las peñas de San Bernabé
El arroyo de Artusia discurre a los mismos pies del abrigo. El arroyo excavó, en su orilla derecha, la
roca. Así formó un abrigó de unos 35 metros de longitud protegido
por una pequeña visera. Esta visera ha conservó un paquete
estratigráfico de 3,40 metros de potencia hasta el lecho actual del
río, con una anchura de seis metros y otros tres de fondo.
La
zona donde se encuentra Artusia es de transición entre el Pirineo y el valle
del Ebro.
Se
han podido identificar varias fases de ocupación durante el
Mesolítico. Se han documentado numerosos restos de hogueras, alguna
de las cuales se había acondicionado por círculos de piedras y
cubetas.
Restos de una de las hogueras del abrigo de Artusia
Los restos de hogueras han permitido a los arqueólogos saber la vegetación que había en el periodo en que el abrigo fue ocupado a partir del estudio de los carbones. Así, se han encontrado restos de pino, enebro, avellano, encina, sauce, chopo, Quercus caducifolio y olmo como especies principales.
Entre
la industria lítica, se han encontrado útiles de sílex, como
raederas, buriles y raspadores. La mayoría del sílex es de
procedencia local, procedente de la cercana sierra del Perdón, si bien también han aparecido herramientas líticas con sílex de procedencia más lejana, como la sierra de Urbasa.
Algunas de las herramientas líticas del abrigo de Artusia. Fuente: ver bibliografía al final del artículo
En una primera fase, desde el final de la última glaciación y durante el Preboreal, predominó un paisaje de bosque atlántico mixto en condiciones húmedas y cálidas. Porteriormente, hacia el 6.500 a.C., desapareció buena parte de la masa arbórea y hay una expansión de las gramíneas. Durante esta fase hay una fase generalizada de aridez y enfriamiento. La vegetación es ahora de bosques abiertos de coníferas y árboles de hoja caduca y una disminución de la disponibilidad de agua y de recursos vegetales.
Las
excavaciones arqueológicas también han permitido determinar la
fauna con la que convivieron los grupos de cazadores-recolectores del
abrigo de Artusia. En alguno de los huesos se encontraron marcas de
carnicería, es decir, las marcas de corte que los habitantes del
abrigo hicieron sobre los huesos cuando procedían a descarnar o
consumir la carne. Se han encontrado restos de caballo, uro, cabra,
rebeco, ciervo, corzo, jabalí, rebeco, zorro, gato montés y conejo.
Es la fauna más común en los yacimientos del Pleistoceno y del
Holoceno de la mitad septentrional de la Península Ibérica.
La
ocupación del abrigo de Artusia se integra perfectamente en la
secuencia del Mesolítico en el valle del Ebro. Por ejemplo, en esta
época es habitual la ocupación de pequeños abrigos como refugios
de caza. Estos abrigos suelen estar en lugares estratégicos, como a
las entradas de los valles, en pasos o desfiladeros. También suelen
estar cercanos a biotopos diferenciados. Así ocurre en el caso del Abrigo
de Artusia. Tiene a su disposición como zona de caza tanto el roquedo y el monte de la sierra
de Alaiz, como las tierras más llanas de la Valdorba y de la cercana cuenca de Pamplona.
Los grupos mesolíticos que habitaron en Artusia seguramente se dedicaron principalmente a la caza de ungulados, como ciervo, jabalí y cabra montesa.
Artusia,
además, al tener el arroyo a los pies del abrigo, tenía un
abastecimiento constante y abundante de agua.
El
Abrigo de Artusia era un refugio de caza estacional. Seguramente se
ocuparía en los metros de verano y otoño, ya que, en las temporadas
de abundantes lluvias, en invierno y primavera, el arroyo de Artusia
podía inundar la zona de hábitat.
Probablemente,
el evento climático sucedió entre el 6.500 y el 6.200 a.C. produjo una disminición de la cubierta vegetal, un enfriamiento del
clima y también una disminución de los animales que se podían cazar. Esto hizo que se produjera también una disminución en la intensidad de
ocupación de los campamentos de caza de estos grupos, como es el de
Artusia. Al haber menos presas, los grupos humanos ya no tenían en Artusia un lugar funcional como campamento de caza en los meses de verano. Esto pudo ser la causa de su abandono definitivo.
Te recomiendo este vídeo del programa de RTVE La aventura del saber donde los arqueólogos que trabajaron en el abrigo de Artusia te explican de manera didáctica varias características del mismo.
Entrada de la cueva donde apareció el hombre de Loizu
En el mes de marzo de 2021 la noticia saltó a los medios de comunicación. En una cueva del valle de Erro, cerca del pequeño pueblo de Loizu, se habían encontrado los restos de un hombre que vivió en las montañas navarras hace más de 11.000 años. Era una de las noticias arqueológicas más importantes de los últimos años. Un hallazgo único en la Península Ibérica debido al grado de conservación del esqueleto encontrado, su antigüedad y la información que dará su estudio.
El esqueleto hallado en la cueva de Errotalde I es el esqueleto completo más antiguo de Navarra. Fue bautizado como el hombre de Loizu, por la cercanía de este pequeño pueblo. De hecho, la cueva es también un manantial que desde antiguo abastece de agua al pueblo.
Te recomiendo que veas este interesante vídeo sobre el hallazgo del hombre de Loizu:
En realidad el hallazgo se produjo en el año 2017 y se ha mantenido en secreto hasta que los arqueólogos salvaguardaran el yacimiento y extrajeran los huesos de la cueva para su estudio.
Este importante descubrimiento se debe al grupo de espeleología navarro SaKoN. Es de destacar la manera ejemplar en que actuaron tras el hallazgo. Lo dejaron intacto, de tal manera que los arqueólogos que actualmente están estudiando el yacimiento arqueológico y los restos del hombre de Loizu podrán extraer toda la información posible para que conozcamos muchos aspectos de la vida de aquellos que poblaron la montaña de Navarra hace más de 11.000 años. Ha sido datado hacia el año 9.700 a.C.
Uno de los integrantes del grupo, Oscar Sicilia, ha tenido la amabilidad de hacerme llegar un pequeño resumen de la exploración de la cueva y del hallazgo:
La primera exploración del club en el manantial de Errotalde I, fue el 20/10/2017. Un vecino de Erro, Iban Erneta, había avisado de que esta cavidad podría tener continuación y estaba poco explorada. El día indicado, Antonio Martín, Ismael Lázaro y Oscar Sicilia realizaron la primera exploración en esta cavidad. Ambas puertas del manantial permanecían abiertas, aparentemente forzadas. Nos pusimos en contacto con algunos vecinos del lugar (entre ellos, Alfredo, vecino de Aintzioa) para pedir permiso para su exploración. Teniendo en cuenta de que el manantial es una captación de agua para consumo humano, prometimos ser los más cuidadosos posibles. El día indicado se comenzó la exploración. Una vez dentro, visto el entramado de galerías por explorar, se decidió empezarpor las galerías fósiles y así comenzamos a explorar las partes altas de la cavidad. En esta misma visita tuvo lugar el descubrimiento de los huesos. Varias cosas nos sorprendieron en aquel hallazgo, el color ocre de sus huesos y un agujero, aparentemente de bala, en el cráneo. Inmediatamente se fotografió el lugar sin tocar nada y continuamos la exploración, la cual resultó estéril en cuanto a más restos arqueológicos.
22/10/2017
Dos días después, Antonio Martín, Ismael Lázaro, Iban Erneta, Mercedes Igeño, Ibai Sicilia y Oscar Sicilia, continúan las exploraciones y comienzan los trabajos topográficos. El equipo formado por Antonio e Ismael, consigue forzar un paso y añadir cientos de metros más a la exploración. Se da parte de los hallazgos al Gobierno de Navarra, sección de arqueología.
Tras los primeros estudios, el hombre de Loizu ha empezado a dar respuesta a los arqueólogos. Parece ser que tenía entre 17 y 21 años y que el agujero del cráneo, en realidad, podría estar causado por el impacto de un proyectil (lanza, flecha, piedra, etc). De confirmarse sería la muestra más antigua de actividad bélica en Navarra.
Ubicación de la cueva de Errotalde I
El hombre de Loizu fue un cazador-recolector de los últimos momentos del Paleolítico superior. Tras su muerte, fue depositado en las profundidades de la gruta, parece que amortajado. Allí, en la oscuridad húmeda de la cueva del manantial de Errotalde, ha permanecido en un silencio que, afortunadamente para nosotros, no ha sido eterno. Ahora sus restos nos hablan desde los tiempos prehistóricos. Este importante hallazgo es una puerta en el tiempo.
Es curioso el nombre con el que se le ha bautizado. En realidad se le podía haber llamado también el hombre de Errotalde, haciendo mención del nombre de la cueva, o el hombre de Aintzioa, ya que, en realidad, la entrada de la cueva se encuentra más cerca de Aintzioa que de Loizu. Yo lo bautizaría como Sakon, nombre de sonoro que, además, hace homenaje a los que lo encontraron. Al fin y al cabo, si no fuera por estos espeleólogos, no hubiéramos sabido de este cazador prehistórico. Sakon, el primer navarro. Suena bien ¿no?
Actualmente (marzo de 2021) los restos se encuentran en estudio. Esperemos que en poco tiempo podamos ver a este cazador prehistórico en el Museo de Navarra junto a Irati, la mujer más antigua de Navarra, que fue encontrada en un abrigo cercano al pueblo de Aribe. En este enlace tienes más información.
Aunque la cueva no se puede visitar ya que esta cerrada para protegerla, si podemos acercarnos a la entrada en un cómodo paseo de ida y vuelta que parte del collado de Alegi. En este collado está la bifurcación de la carretera Aintzioa-Loizu. Aquí hay espacio para aparcar varios coches. El recorrido es muy sencillo, sin apenas desnivel y no llega a los 2 kilómetros. Es apto para hacer con niños. En este enlace te dejo el enlace a la ruta en Wikiloc.
Como el recorrido es bastante corto, aquí tienes una opción para ampliar la ruta. Además de visitar el entorno de la cueva, esta ruta sube desde el collado al monte Oianburu y pasa por una gran pradera donde es una gozada tirarse los días que hace bueno. También es una ruta muy sencilla y apta para todo tipo de senderistas.
La pista que lleva a la cueva junto al cruce Loizu-Aintzioa
Agradezco a Oscar Sicilia, del grupo SaKoN, la información que me ha proporcionado sobre el descubrimiento y le felicito por ser partícipe de este importante descubrimiento. Sin duda, es una página importante en la historia de Navarra.
En el Museo de Navarra, en Pamplona, podemos ver el mosaico romano más grande de Navarra.
El mosaico se encuentra expuesto en la terraza del museo, un agradable espacio al aire libre con estupendas panorámicas que fue habilitado para la visita hace pocos años.
Este gran mosaico pertenece a una villa romana que se encontraba a poco más de un kilómetro al sur de Villafranca, localidad del sur de Navarra.
El descubrimiento del mosaico ocurrión en abril de 1970 y se debe a Rafael Gorría, Julián Peralta, Antonio Amigot, Carmelo Elcuaz, Joaquín Calahorra y Cándido Soret.
Realizaban unas excavaciones en la zona ante la sospecha de que en el lugar hubiera alguna construcción antigua por los materiales que se veían en superficie (sillares, tejas, etc).
La noticia del importante hallazgo llegó al pueblo, y muchos vecinos de Villafranca acudieron al lugar para contemplar el mosaico romano.
El día 14 de abril la noticia ya se había trasladado a los medios informativos, tras lo cual se presentó en el lugar un arqueólogo de la Diputación. A finales de abril comenzaron las excavaciones oficiales, haciéndose cargo de las mismas Mª Ángeles Mezquíriz.
Y de Villafranca el mosaico viajó hasta su ubicación actual en el Museo de Navarra, ya que se consideró que no se aseguraba su conservación de manera adecuada dejándolo en el lugar original.
El mosaico es cuadrado, de 8,10 x 8,10 metros, es decir, 66 m². En la villa se encontraron otros dos mosaicos de 5x4 metros y 5x2 metros, lo cuales también se pueden ver en el Museo de Navarra.
Otro de los mosaicos romanos de Villafranca en el Museo de Navarra
Las teselas del gran mosaico son de piedra y en colores negro, blanco, ocre y rojo. En la composición geométrica destacan grandes octógonos formados por rombos que encierran un cuadrado que contiene un nudo de Salomón.
Motivos decorativos del gran mosaico romano de Villafranca
Una curiosidad de este mosaico es que junto a uno de sus bordes aparece la superficie rehundida, formando una especie de poso de 1,10 m de diámetro y 24 cm de profundidad. No se sabe a ciencia cierta su utilidad. Se ha pensado que quizás fuese para facilitar la limpieza del mosaico.
Rehundimiento en el mosaico romano
Los materiales arqueológicos encontrados debajo y encima del mosaico permiten datarlo. Es de fines del siglo III o a comienzos el sigo IV. Se cree también que la vivienda fue destruida hacia mediados del este mismo siglo.
Gracias a la excavación arqueológica también sabemos que la villa ya existía con anterioridad a estos mosaico. Probablemente fue construida en el siglo II y posteriormente se reformaría y embellecería con los mosaicos a fines del III o IV.
Si visitas el Museo de Navarra no te olvides del gran mosaico romano de Villafranca. Además, en la visita al museo podrás ver otros mosaicos romanos encontrados en Navarra, como los de la villa romana de Liédena o los de la villa de Ramalete.
En esta ruta podrás ascender a una cima de primera categoría en Navarra, atravesar un hayedo, conocerás un menhir y un conjunto de hayas monumentales. Todo ello acompañado de buenas panorámicas.
Estos son los atractivos principales de la ruta:
- Ascenderás al monte Guratz, catalogado como de primera categoría en Navarra.
- Para llegar a la cima atravesarás un bonito hayedo.
- También verás un conjunto de hayas monumentales, de más de 200 años de antigüedad.
- Cerca de las hayas hay un mirador de las Malloas con un panel de orientación.
- Conocerás un monumento megalítico, el menhir de Mugarri Haundi.
Distancia: 10,25 km. Desnivel máximo: 270 m. Desnivel acumulado: 337 m.
La ruta es de poca exigencia, muy apta para hacer con niños (yo la hice con mi hijo de seis años). La puedes completar fácilmente en tres horas.
Parte de Gorriti, un bonito y tranquilo pueblo que está al lado de la autovía Pamplona-San Sebastián. Desde Pamplona se tarda en coche poco más de media hora en llegar al punto de partida, que está a la entrada del pueblo.
El camino transcurre por una ancha pista al principio. Entre el frondoso hayedo conviene guiarse con el GPS del móvil. Nosotros la hicimos con niebla. Perdimos panorámicas pero el hayedo entre la niebla era algo mágico. Tendremos que repetirla para disfrutar mejor de las vistas.
Hayedo entre la niebla en el monte Guratz
La cima está coronada con un vértice geodésico. Está en un prado muy agradable, ideal para hacer un picnic.
Vértice geodésico en la cima de Guratz
En la vuelta nos desviamos para ver el Menhir de Mugarri Haundi. Se encuentra tumbado e hincado lateralmente en el suelo junto a una alambrada. En este enlace tienes una completa ficha del mismo realizada por Luis Millán:
Las canteras romanas de Cascante son las canteras romanas más importantes de Navarra. Además son un ejemplo de puesta en valor del patrimonio arqueológico.
Cascante era la antigua Cascantum romana, una de las ciudades romanas más importantes del territorio que hoy conocemos como Navarra. También era una de la ciudades más importantes del valle medio del Ebro. Fue declarada municipio romano por el emperador Augusto, y con Tiberio emitió moneda. Cascantum es la única ciudad romana que acuñó moneda en la época romana en Navarra.
Monedas de Cascantum
Los restos de la Cascantum romana han quedado bajo los edificios de Cascante. Lógicamente la construcción de los monumentos y los edificios civiles y religiosos de la ciudad romana exigía el abastecimiento de piedra. Por otra parte, el valle del Queiles no es abundante en piedra para la construcción. Esta carencia llevó a la explotación de un afloramiento de areniscas que se encontraba a tan solo dos kilómetros al noroeste de la ciudad.
No solamente era necesaria la piedra para los edificios de la ciudad romana. Se ha documentado la existencia de varias villas en el territorio cascantino. De hecho, junto a las canteras están dos de las villas más importantes y estudiadas de la antigua Cascantum: Piecordero y Campo Nuevo.
Lo más curioso de las canteras de Cascante son su extensión en el terreno. No es una explotación vertical, es decir, profundizando en el terreno, tal como estamos acostumbrados a ver, incluso en las canteras modernas. Las canteras de Cascante están explotadas horizontalmente. Se fue sacando la piedra por capas a lo largo de una superficie muy extensa, que llega a los cuatro kilómetros de longitud. Se cree que, en determinados puntos de la explotación, el terreno fue rebajado, al menos, en dos metros.
Una de las canteras romanas de Cascante
No conozco unas canteras antiguas que se extiendan en el terreno a lo largo de tantos kilómetros. Eso las hace singulares, una verdadera rareza. No tuvieron otra opción de explotación, ya que el terreno se dispone en capas de arenisca que alternan con otras de conglomerados que no eras susceptibles de explotación para material de construcción.
A pesar de la rareza y el valor arqueológico de las canteras romanas de Cascante, lo cierto es que, hasta hace pocos años eran desconocidas. Y aquí llega el momento de recordar la labor de la arqueóloga cascantina Marta Gómara. Desde hace casi dos décadas lleva haciendo un trabajo extraordinario para recuperar el patrimonio arqueológico de Cascante. A través de la Asociación de Amigos de Cascante Vicus, ha conseguido, además, implicar a los cascantinos y cascantinas en esta encomiable labor de recuperación arqueológica.
Una muestra de este gran trabajo es el proyecto Qvadraria.
Qvadraria ha puesto en valor las canteras mediante la excavación, el estudio y la divulgación del valor arqueológico de las canteras y de los valores naturales y geológicos del paraje donde se encuentran. Se han preparado varios recorridos para conocer este importante yacimiento arqueológico. Se pueden hacen tanto andando como en bicicleta. Son recorridos aptos para todos los públicos, ya que no tienen gran exigencia física al ser el de poco desnivel. Además, durante el recorrido encontraremos postes con códigos QR que nos van a permitir hacer una visita autoguidada.
Punto de inicio de las rutas de las canteras romanas de Qvadraria
En la página de Qvadraria tienes más información, incluyendo documentación y materiales didácticos para familias y colegios:
También vas a poder bajarte de la página los tracks para que puedas seguir las diferentes rutas fácilmente.
En las rutas recorrerás el paisaje transformado que dejaron los romanos. Podrás ver las huellas de la extracción de piedra en varios puntos del recorrido. En algunas de las canteras se conservan bloque de arenisca que no se acabaron de sacar. Podrás retroceder 2.000 años en el tiempo e imaginar a los trabajadores o esclavos trabajando la piedra con picos y cuñas.
Bloque de piedra sin extraer
Además la visita tiene el atractivo de las panorámicas del valle del Queiles y del valle medio del Ebro que se tienen desde los cerros donde están las canteras. En las cercanías de las canteras vemos un territorio agrícola que no ha cambiado mucho desde los tiempos en que estaban explotados por las villas romanas.
Canteras y panorámicas
En Qvadraria han establecido dos recorridos senderistas (ruta corta y ruta completa) y uno en bicicleta. A mi no me dio tiempo a hacer el recorrido completo, pero hice un recorrido intermedio que visita casi todas las canteras y que acaba en los paleocanales, donde hay un poste con QR con la explicación de la geología de la zona. En este enlace tienes el track de la ruta que hice.
Si te gusta la arqueología y el senderismo apunta en tu agenda la visita de las canteras romanas de Cascante. Es un hito patrimonial único dentro de la arqueología de Navarra.
En
la cima del monte Gazólaz existió un campamento romano en el siglo
I a.C. ¿Cuántos senderistas han coronado este monte y
visitado su vértice geodésico sin darse cuenta de que recorrían un lugar
histórico?
El
descubrimiento de este campamento romano se lo debemos a Antxoka
Martínez, Mikel Argandoña y Pedro Argandoña, que lo dieron a
conocer en el año 2019 en un interesante artículo de la revista Munibe.
El
campamento se encuentra en el término municipal de la Cendea de
Cizur, cerca del pueblo de Gazólaz. En este enlace te dejo el track
de la ruta que desde el pueblo te lleva hasta la cima de Gazólaz. En
la ruta se recorre todo el perímetro defensivo del campamento, del
que todavía se pueden apreciar huellas de los terraplenes que lo
protegían.
El
descubrimiento del campamento comenzó con la consulta de las
fotografías aéreas antiguas del lugar, concretamente las del vuelo
de Ruiz de Alda (1929). En estas fotos, anteriores a la mecanización
del campo y a la moderna reforestación de pinos, se visionaba una
estructura de tendencia cuadrangular.
Localización del campamento romano. Fuente: revista Munibe - ver bibliografía
Se
decidió, en 2016, hacer una prospección magnética del lugar para aclarar la naturaleza de la estructura descubierta. Entre los restos metálicos encontrados aparecieron
materiales que claramente podían atribuirse a un campamento romano:
siete tachuelas de las sandalias que vestían los legionarios
romanos, un anillo romano de ciudadanía de hierro, una moneda y
fragmentos de otros dos anillos.
El
campamento mide 182x144 m. Ocupa unas dos hectáreas de extensión.
Aprovecha como defensa natural en el flanco norte el escarpe del monte. Todavía
se pueden apreciar restos de los terraplenes de tierra y piedras que
formaron parte del sistema defensivo del campamento romano, sobre
todo en los flancos este y oeste, que eran zonas de más fácil
acceso.
Terraplén en el flanco oeste del campamento
Se
cree que aquí pudieron estar acuartelados entre 1400-1500 soldados,
a razon de 700-750 hombres por hectárea. Eso equivaldría a tres
cohortes.
Por
los materiales encontrados, el campamento puede encuadrarse
cronológicamente en el contexto de las Guerras Sertorianas (80-72
a.C.).
Materiales encontrados en el campamento romano. Fuente: revista Munibe. Ver bibliografía
Es
probable que este campamento tuviera relación con el campamento romano de Aranguren. Estos dos campamentos,
pudieron formar parte de una estrategia de dominio de la Cuenca de Pamplona. Mientras el de Gazólaz controla la parte más
occidental de la Cuenca, el de Aranguren controla la oriental. Según
Antxoka Martínez, es posible que los dos campamentos operaran
conjuntamente. Lo más seguro es que el ejército romano avanzara
hacia la Cuenca de Pamplona en un solo cuerpo de ejército para, una
vez llegados a la zona, dividirse en dos frentes. Esta división de
fuerzas, seguramente, se debió a que no existía en la Cuenca ningún
oppidum vascón lo suficientemente grande y poderoso como para hacer
frente a cualquiera de los contingentes de los campamentos, por lo que se decidió maximizar el y agilizar el control del territorio dividiendo las fuerzas. Los vascones, en medio de esta guerra entre romanos, entre Sertorio y Pompeyo, no les quedó más remedio que tomar partido, y lo hicieron a favor del bando pompeyano. De ahí que
Sertorio buscara controlar la zona y acabar con
emplazamientos de vecinos hostiles. Hay que recordar que Sertorio, el general romano rebelde, había
establecido su capital en la cercana Osca (Huesca).
Aunque
la repoblación de pinos dificulta el que nos demos cuenta del control visual de la Cuenca de Pamplona que se tenía desde el
campamento romano de Gazólaz, desde sus cercanías todavía podemos
tener grandes panorámicas de la zona.
Panorámica de Pamplona desde las cercanías el campamento romano
Seguramente
este campamento romano fue de naturaleza temporal. Los descubridores
del campamento, en su artículo en la revista Munibe, recuerdan que
había tres tipos de campamentos romanos: los temporales, los
semiestables y los permanentes (aestiva, hiberna y stativa). En este
caso creen que se trata de un castra aestiva, esto es, temporal,
vinculado a la campaña en la Cuenca de Pamplona. Por otra
parte es más probable que este campamento, y el de Aranguren,
estuvieran ocupados por tropas sertorianas. Esto parecen acreditar los
glandes (proyectiles de honda) con inscripciones sertorianas que se han encontrado
en la Cuenca de Pamplona. La campaña sobre la Cuenca de Pamplona
se desarrolló, probablemente, en torno al año 76 a.C.
Quinto
Sertorio perdió la guerra contra Pompeyo. Pompelo, la Pamplona
romana, pasaría a ser, tras la guerra sertoriana, la población que
dominará política y económicamente la Cuenca de Pamplona.
Vértice geodésico en la cima del monte Gazólaz.
Hoy
podemos hacer un cómodo paseo desde Gazólaz para coronar un monte,
disfrutar de panorámicas pero, también, para hacer un pequeño
viaje en la historia. Podemos imaginar a soldados sertorianos afilando sus
espadas, preparando sus hondas y observando, desde esta posición
estratégica, los castros vascones de la Cuenca de Pamplona que iban a atacar al día
siguiente. El mundo de los vascones protohistóricos llegaba a su
fin. Y aunque Pompeyo acabaría con los sertorianos, Roma
permanecería.
En este enlace tienen una ruta e información por si quieres acercarte al campamento roano de Aranguren: