Distancia: 10,800 Km.
Desnivel máximo: 278 m.
Desnivel acumulado: 458 m.
Dificultad: Fácil.
En el extremo noroeste de Navarra, en las localidades de Goizueta y Arano, nos esperan unos montes antiguos. Prados que han sentido el pisar de los primeros pastores del Pirineo. Paisajes amplios, donde la mirada se pierde en verdes y azules que apenas han cambiado en 3.000 años.
En cordales y collados los antiguos habitantes de estas tierras dejaron su huella en decenas de monumentos megalíticos. Las estaciones megalíticas de Goizueta y Arano son dos de las más interesantes que podemos visitar en Navarra.
Si en algo destacan los megalitos de Arano y Goizueta sobre las demás estaciones megalíticas de Navarra es en su abundancia de crómlechs. Los crómlechs son círculos de piedra que tenían finalidad funeraria. En Arano y Goizueta tenemos la mayor concentración de crómlechs de todo el Pirineo. Algunos de ellos son de los mejor conservados que podemos encontrar en los montes navarros.
Arano es un pequeño pueblo con algo más de cien habitantes que se encuentra a 81 kilómetros de Pamplona. Se llega a Arano por una sinuosa carretera que arranca del kilómetro 25,100 de la NA-4150. Una de las interpretaciones del origen del nombre de la localidad dice que Arano viene de Arrano, águila en euskera. De hecho, el pueblo se encuentra en lo alto del monte, oteando montañas y horizontes, cual si de la reina de las rapaces se tratara.
Arano es la única población de Navarra desde donde se ve el mar. Se encuentra a tan sólo 15 kilómetros en línea recta del Cantábrico. La hermosa lámina azul no se ve todos los días, ya que la zona noroeste de Navarra es la más lluviosa, y las nubes esconden a menudo el mar. Por eso es conveniente consultar la previsión del tiempo antes de hacer la excursión para disfrutar de las excelentes panorámicas que ofrece.
Km. 0,00 – Dejamos el vehículo en la plaza de Arano junto a la iglesia y el frontón. Desde la plaza comenzamos la caminata siguiendo la carretera en dirección al cementerio, que está en la parte alta de Arano. La carretera asfaltada acaba junto al cementerio y continúa como pista de tierra.
Km. 0,690 – La pista es un agradable paseo sin apenas desnivel que nos lleva hasta la Ermita de San Roque. Es curiosa la aguabenditera que está en el umbral de la puerta y que se llena con agua de lluvia. Aunque la ermita suele estar cerrada, podemos ver la imagen del santo a través de la rejilla de la puerta. También merece la pena que nos fijemos en los dos hermosos ejemplares de haya que flanquean la ermita.
Km. 1,130 – Llegamos a una amplia explanada de tierra que se abre a la izquierda de la pista. La atravesamos para coger otra pista que pasa por el lado más alejado de la explanada. Seguimos esta nueva pista de tierra por la derecha.
Km. 1,800 - Mientras recorremos la pista vamos disfrutando de buenas vistas del valle que se hunde encajonado entre las montañas. Aquí es donde el Pirineo da sus últimos coletazos. Los diferentes tonos de verde de las montañas alfombradas de helechos, prados, hayas y roble llenaran nuestros ojos. El Pirineo es aquí un mar de olas esmeraldas que a pocos kilómetros se va a hundir en el Cantábrico.
Km. 1,910 - Entramos en un pequeño robledal. El tronco de alguno de los grandes robles no se puede abarcar con los brazos.
Km. 2,000 - Pasamos junto a un bucólico prado donde hay una borda rodeada de hayas.
Km. 3,130 - La pista gira poco a poco hacia el noreste, hacia la izquierda. Llegamos a un cruce de pistas. A partir de ahora la ruta discurre por prados de altura y terrenos de poco arbolado, por lo que tendremos vistas más amplias. Desde este cruce, al que volveremos más adelante, continuamos siguiendo la pista que ahora desciende un poco. Es un pequeño desvío para ver uno de los grupos de crómlechs más interesantes de la ruta.
Km. 3,700 - A menos de 600 metros un hito que nos indica que hemos llegado a los primeros crómlechs de la ruta: los crómlechs de Lepakaestua. Es un grupo de cuatro crómlechs. Están a la izquierda del camino, entre los árboles.
Un poco más adelante hay otro crómlech pero en bastante peor estado. Damos la vuelta y regresamos al cruce.
Una vez en el cruce ascendemos a la loma que lo domina. En lo alto vemos un poste indicador de la ruta de los megalitos de Alkasoaldea.
Km. 4,700 - Llegamos al cordal. Desde esta atalaya vemos hacia el Este, 400 metros más abajo, el pueblo de Goizueta, encajonado en el valle.
Km. 4,900 - Recorremos el cordal en dirección suroeste. Llegamos a dos de los crómlechs más bellos y mejor conservados de Navarra. Son los crómlechs de Urgaratako Gaina. Se aprecian perfectamente los testigos que forman los círculos de piedra prehistóricos. Los pastores prehistóricos que los levantaron buscaron piedras con vetas blancas para hacer aún más visible los monumentos megalíticos. Desde el segundo y mejor de estos crómlechs podemos distinguir un nuevo grupo de crómlechs en el siguiente collado.
Km. 5,000 Llegamos al collado y al grupo de crómlechs de Urgaratako Lepoa. Destacan también por la piedra blanca utilizada en su construcción. En este grupo de crómlechs encontramos los más grandes del recorrido, alcanzado algún ejemplar los ocho metros de diámetro.
En un sitio como este, de amplias panorámicas y horizontes, no es difícil imaginar a aquellos hombres de hace más de 2.500 años que crearon estos monumentos prehistóricos. Aquí celebraron un sentido homenaje a sus muertos, cuyas cenizas quedarían en el espacio delimitado por el círculo sagrado. Estamos ante la muestra de una espiritualidad antigua relacionada con la naturaleza. Una religiosidad con un sustrato que abarca toda la fachada atlántica Europea. Y es que las inquietudes que movían a estos humildes pastores de la montaña navarra son similares a las de aquellos, también pastores y ganaderos, que construyeron Stonehenge, que al fin y al cabo, es el más importante crómlech de Europa.
Desde el grupo de crómlechs, en vez de seguir ascendiendo por el cordal bajamos desde el collado por la izquierda, por un sendero bien marcado.
Km. 5,300 - Descendemos hacia un corral. Poco antes de llegar al corral, llegamos al único dolmen de la ruta. Además de las grandes piedras que conforman la cámara mortuoria se puede apreciar también el túmulo de tierra que lo rodea. Los crómlechs son monumentos prehistóricos de la Edad del Hierro, construidos en el primer milenio antes de Cristo. Los dólmenes se han datado con anterioridad, Edad del Bronce y Neolítico (IV - II milenio a.C). El dolmen de Añoenea Soroa es el monumento más ancestral de la ruta, construido por los primeros pastores de estas montañas.
Km. 5,370 - Desde el dolmen bajamos a la pista que hay junto al corral. Aquí hay un poste indicativo. Seguimos hacia la derecha, en dirección al collado de Errekaleku (1,5 kilómetros).
Km. 6,870 - El collado de Errekaleku se encuentra entre los montes Arriurdingain y Unamuno. Aquí encontramos la mayor concentración de crómlechs de Navarra. Se han contabilizado al menos 25 de estos monumentos prehistóricos. Se encuentran distribuidos a ambos lados del vallado que separa los términos municipales de Arano y de Goizueta.
Encontramos aquí un panel informativo sobre la ruta de los megalitos. Los crómlechs mejor conservados son una agrupación de tres crómlechs que hay en el lado izquierdo de la pista. Al otro lado del vallado, al que podemos acceder por un paso canadiense, hay bastantes más crómlechs. Alguno de ellos resultó dañado al construir la pista de tierra que baja a Arano, lo que nos recuerda la importancia de la catalogación de estos restos del pasado para evitar que el desconocimiento o el desinterés acaben con ellos.
Es habitual ver ganado pastando en el collado. Ahora son los mejores cuidadores de los crómlechs, eliminando la crecida vegetación que los hace en muchos casos invisibles.
En este cementerio prehistórico que se extiende junto al monte Unamuno podemos recordar uno de los pensamientos que el gran escritor y filósofo vasco desgranó en su obra “Del sentimiento trágico de la vida”:
“Cuando no se hacían para los vivos más que chozas de tierra o cabañas de paja que la intemperie ha destruido, elevábanse túmulos para los muertos, y antes se empleó la piedra para las sepulturas que no para las habitaciones. Han vencido a los siglos por su fortaleza las casas de los muertos, no las de los vivos; no las moradas de paso, sino las de queda. Este culto, no a la muerte, sino a la inmortalidad, inicia y conserva las religiones.”
Desde el collado de Errekaleku, retornamos al comienzo de la ruta. Para la vuelta vamos a recorrer el cordal del monte Arriurdingain, el monte que limita por el noreste el collado.
Km. 7,225 - Llegamos junto a otro crómlech. En el recorrido del cordal veremos varios crómlechs y túmulos señalados con los hitos puestos por el gobierno de Navarra y el ayuntamiento de Goizueta. La abundancia de megalitos hace pensar en que este era un monte sagrado en la antigüedad. Desgraciadamente la vegetación cubre muchos de ellos y no dejan ver bien los testigos de piedra.
Km. 8,150 - Llegados a un vallado con un paso de escalera. Lo pasamos y seguimos por el cordal. Durante todo el recorrido por el cordal de Arriurdingain, si acompaña el tiempo, tendremos unas panorámicas magníficas, no sólo de los montes de alrededor, sino de la costa guipuzcoana. Los antiguos habitantes de estos montes eligieron bien el lugar donde construir los monumentos dedicados a sus muertos. Desde aquí parece poder alcanzarse el cielo con sólo ponerse de puntillas.
El cordal, muy cómodo para caminar pues apenas tiene desnivel, se convierte en un hermoso balcón sobre el Cantábrico.
Empezamos a descender por la parte norte del cordal. Al fondo, recostado en la ladera vemos Arano, el pueblo-águila, donde iniciamos la ruta.
Km. 9,150 - Llegamos a un doble paso de escalera. Lo atravesamos y seguimos por el cordal. Poco más allá pasamos junto a dos túmulos, pero se aprecian difícilmente por la vegetación. Son los últimos monumentos megalíticos de la ruta.
Km. 9,500 - Llegamos junto a la explanada de tierra que atravesamos al comienzo de la ruta.
Km. 10,800 - Desde aquí sólo queda retornar al pueblo. Pasaremos de nuevo junto a la ermita de San Roque y el cementerio antes de entrar de nuevo en Arano. Ermita y cementerio. El espacio sagrado y el lugar de descanso eterno de los seres queridos. Se establece un paralelismo con el monte y los crómlechs. El monte es el lugar sagrado. Los crómlechs son cementerios prehistóricos, muestras del intento de perpetuar el recuerdo de los muertos. 2.500 años han pasado, pero la corriente espiritual que lleva al ser humano a la creencia en el más allá sigue siendo la misma.
Desde el cercano pueblo de Goizueta podemos también hacer otra ruta megalítica donde visitaremos más estaciones de crómlechs: Ruta megalítica Goizueta – ruta Aitasemegi.
© Julio Asunción
julioasuncion@hotmail.com